CARTAGENA DE INDIAS.
CAFÉ BAR DONDE FIDEL.
SE VA EL CAIMÁN.
Tres hombres y una mujer que residían en Barranquilla, Colombia, la ciudad donde nació Shakira, confluyeron un viernes, sábado, domingo y lunes en Cartagena de Indias.
El viaje fue organizado por los hombres, amigos entre sí, e invitaron a la dama que era la pareja de uno de ellos Alfonso Restrepo. La chica era Danna Arredondo Córdoba. El viaje de turismo, por un lado, fue ideado por los amigos Jefferson Jaramillo y Luis Carlos Piedrahita, para intentar salvar la crisis sentimental de su amigo con su pareja.
Jaramillo arribó a Barranquilla desde su pueblo natal, Ríohacha, en la misma Guajira colombiana y se conoció con Alfonso y Luis Carlos, con quienes entablo una bella amistad y relación laboral conjunta en el rubro de la construcción. Trabajaban en forma independiente los tres mancomunadamente.
Restrepo era de Plato, un pequeño poblado de las cercanías de Santa Marta y el Río Magdalena. Los amigos conocieron a Danna en la sucursal de una cadena de supermercados, ubicado en las inmediaciones del estadio del equipo de fútbol Junior, donde ella oficiaba de repositora y los muchachos concurrían a comprar latas de cervezas a la salida de los partidos. La chica tuvo empatía con Restrepo e iniciaron una relación afectiva, que, al momento del viaje, ya tenía como dos años de antigüedad. Los cuatro solían compartir salidas para bailar salsas o vallenatos los fines de semana. Jaramillo y Piedrahita vivían solos en una casa modesta que alquilaban fuera del radio céntrico de la ciudad, Restrepo y Arredondo Córdoba convivía en un departamento estándar de un edificio de cuatro pisos. Los cuatro se movilizaban en motos de 200 cilindradas, algo muy común en el país cafetero, donde circulan a diario cruzando por el medio de los vehículos, como una costumbre aceptada del tránsito.
La crisis de la pareja no venía por el lado de la infidelidad, sino de ciertos hábitos, sobre todo del hombre, que hicieron dudar a la chica de que fuese bueno seguir apostando por el amor.
Alfonzo Restrepo era conocido por todos por el seudónimo de “el caimán”, por aquello de la vieja canción:
– ¡Se va el caimán, se va el caimán, (se va para Barranquilla)!
Una leyenda propia del “realismo mágico” cuenta que la canción fue inspirada en un pescador llamado Raúl Montenegro, oriundo del poblado de “Plato”, que tenía por costumbre espiar a las mujeres que se bañaban semidesnudas en el Río Magdalena. Para no ser descubierto, recurrió a un “brujo” y le pidió le preparara una “pócima” para beber y convertirse en “hombre caimán”; así no era descubierto. Alfonso era oriundo de ese pueblo por lo que el apodo le quedo registrado.
Fue Piedrahita quién invitó a Danna para pasar el fin de semana en la ciudad colonial, bajo el pretexto de que vivían “camellando” (laburando), y no disfrutaban de los días inhábiles. Alquilaron dos piezas de un hotel dos estrellas en las inmediaciones del El Laguito. Una para ella y su pareja y la restante para los amigos.
Entre la distención que producía el viaje, Jaramillo, como hablándole de la vida le pregunto a la chica como estaban en la pareja; Restrepo se hizo el desentendido, pero ella dijo lo que quería decir.
– ¡No está todo bien, por ahí hay mucha “pendejada” (bobada), el vuelve a casa más tarde que yo, pese a que como cuentan tienen horarios de camelleo más breves de los míos en el supermercado! Le he preguntado:
¿Qué es esa vaina? Y me responde:
– ¡Nos dio “melona” (hambre) y paramos un rato en la avenida para comer algo con unas cervezas!
– ¡Nosotros sabemos que él te quiere le contestaron al unísono!
– ¡Con esa pasa el examen a pura chepa! replico ella.
Ella entendía que el mayor esfuerzo lo estaba realizando en favor de la unión, mientras él se sentía cómodo con su compañera de ruta.
La charla se extendió sobre los lazos de la amistad cultivada entre ellos, estamos para ayudar, cuando quedemos por el camino invitaremos a el caimán que vaya a su casa compartir con alegría esos buenos momentos con su mujer.
Durante la noche del sábado, se subieron a las “guaguas” que recorren la ciudad con ritmos de vallenatos, bailaron con el resto del pasaje en un ambiente pleno de cordialidad.
Terminaron la fiesta en la misma ciudad amurallada, cenaron pizza en esos locales ubicados uno cerca del otro y Jefferson concluye para festejar vayamos al emblemático “Café Bar Donde Fidel”. Allí se escucha buena música de salsa y sirven muy buenos tragos.
Se sentaron en el espacio al aire libre en los sillones amarillos con la marca de la tradicional cerveza y comenzaron a reírse de ellos y la infinidad de turistas que recorren el lugar
– ¡Estos son americanos por el color de piel! -risas.
– ¡Aquellos alemanes por la nariz colorada de tanta cerveza!
– ¡La policía colombiana del valle del Cauca!
El interior del local, donde la gente también baila, se aprecian guitarras colgadas y fotografías del propietario con personalidades de todo el mundo. La cerveza circulaba en abundancia, al igual que el ron, fiel al estilo de los viejos bares, no se aceptaban tarjetas de crédito ni pagos online; moneda contante y sonante. Los amigos de la historia estaban contentos, la mesa llena de latas de cerveza y vasos de ron, Danna tomo como un mimo el gesto de los amigos de su novio y se reía de todo lo que acontecía en derredor.
Luego de la enésima vuelta de la bebida espirituosa, se acerco una carroza negra tirada por un caballo, como en la canción de Sandro, Alfonso se levanto de la silla, tomó la mano de su pareja y le invitó a dar una vuelta en el carruaje, lo que ella gustosa acepto.
Mientras circulaba la carroza en medio de la calle de trocha angosta del casco histórico de Cartagena, Jaramillo y Piedrahita, se levantaron brindando con las copas en alto, cantando:
– ¡Se va el caimán, se va al caimán, (se va para Barranquilla)!
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
3 respuestas
Con aroma a legítimas cumbias, has pintado un trazo magistral de lo que imaginamos, son esos lares que nos evocan a los Wawanco’, los Caucanos y el inolvidable Cuarteto Imperial.
Río hacha y Santa Marta evocan a Papillon en sus andanzas luego de la Isla del diablo. Me encantó tu relato, doc.
Barranquillas y Artagea de Indias, el Caribe Colombiano que, convoca mucho turismo de diversos Paises.Una cualidad…., muchos motoqueros y turistas internacionales porque consideran esas Ciudades como ¡¡””las todo permitido””!.Incluso los gobernantes y ordenanzas Municipales, hacen un Lauro de hospitalidad con el “PERMITIDO” AL FORANEO. Bueno es asi que, nuestra pareja del relato y sus amigos encuentren alli, el lugar mas adecuado para vivir su momento.
Está historia es solo una escusa para abrirle la ventana a la imaginación. Quien con semejante locación se puede sustraer del surrealismo del Gabo, de la música ballenata y de ese café con noches eternas. Gracias por abrirnos esa ventana Doc.