Imagen de las redes.

  EL “GÜERO” DE ACAPULCO.

México había organizado el Mundial de Fútbol en 1970. El Brasil de Pelé salió campeón.

Volvió a realizarlo en 1986, luego del trágico terremoto de septiembre de 1985.

Los mejicanos trataron de realizar un campeonato alto en hospitalidad; música en las plazas, eventos artísticos y ritmos de mariachis.

Cuatro eran las selecciones sudamericanas que participaron del torneo. Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.

Contrariamente a lo que ocurría en el país, en la nación azteca la selección argentina estaba dentro de las cuatro candidatas a ganar el torneo. Sobre todo, por la presencia de Diego Armando Maradona en el equipo, ya era considerado un crack mundial.

Muchos argentinos se prepararon para alentar a la albiceleste desde el inicio del certamen en las distintas ciudades y estadios donde jugaba la selección.

Con el avance del torneo los “hinchas argentinos” fueron destacándose por el ingenio de los estribillos muy similar a los que se entonaban en las canchas en los campeonatos locales.

La “Zona Rosa”, “el Zócalo”, la avenida de “Los Insurgentes”, el monumento de “El Ángel” fueron lugares donde te podías cruzar con la hinchada argentina.

Los partidos en “Puebla” contra los italianos y uruguayos le fueron dando color a la selección dirigida por “el Narigón Bilardo”. La ilusión empezaba a generar esperanza.

También se fueron familiarizándo con palabras autóctonas del país, muchas de ellas provenientes de los mismos pueblos originarios de mayas y aztecas.

La protesta contra el campeonato también existía, se reflejaba en grafittis:
– “¡Chapultepec no es del Pri; es del Pueblo!”.

– “¡Queremos “frijoles”; no queremos goles!”.

Los días sin fútbol eran aprovechados por los hinchas extranjeros para conocer ciudades y playas. Uno de los preferidos era la “famosa playa de Acapulco”, en el estado de Guerrero.

Unos autobuses marca Dina, con motores de la Segunda Guerra Mundial, eran los que cubrían el trayecto Distrito Federal-Acapulco. El viaje incluía adrenalina en las curvas de la carretera; los pasajeros trasladaban animales domésticos y algún “cachorro de puma”.

Cancún era por entonces una ciudad en construcción, el mar era trasparente, pero en principio era sede de convenciones. Acapulco era la ciudad turística por excelencia, donde los grandes artistas norteamericanos tenían casas de veraneo, como Sylvester Stallone. Luis Miguel recién era un jovencito que comenzaba a destacarse.

Con poco dinero y mucho entusiasmo un grupo de argentinos arrancaron hacia la perla del Pacífico.
Ya en el lugar se fueron a las playas lindantes con la tradicional avenida “Costera Miguel Alemán”.

Les informaron que la “playa de La Condesa” era la mejor de todas, para allá enfilaron y se instalaron bajo una jalapa (Sombrilla de paja). Enseguida apareció un mozo del restaurant y les pregunto:
“¿Que se van a servir?”
– “¡Una coca respondieron!”.

Ni bien terminaron la gaseosa el mozo les pregunta:
– “¡Que más van a ordenar!”.

– “¡Espera un poco que recién llegamos!”.

La respuesta fue inmediata, si no van consumir deben abandonar el lugar.

– “¡Hay un cartel que dice que las playas son públicas y pueden ser utilizadas por cualquier persona!”.

– “¡Las playas sí, pero “las sombrillas de paja” son del restaurant”!

El turismo era tradicionalmente de “los americanos”, beneficiados por el cambio; todo les salía regalado. Los mozos de la playa preferían atenderlos para recibir propinas de cinco (5) dólares. Muy diferente a los dos (2) pesos mejicanos que le brindaban los otros… ¡NADA!

Se quedaron a un costado de la “Playa de la Condesa”, cuando se acercan dos chicos de unos diez años aproximadamente. Una niña llamada “Georgina” y un niño llamado “Luis Fernando Ángel”. Él le dice:
– “¡Vení que aquí hay un “güero”!”. (rubio).

Con un adminiculo metálico el niño hacía música sobre algo similar a “un caparazón de tatú mulita” y Georgina cantaba…, Esperaban la propina del americano.

Ante la decepción de los pequeños el turista les advirtió que “era güero” pero no americano; a pesar de su cabellera rubia, ojos claros y camisa verde floreada.

– “¡Soy de Argentina!” …

El “güero” estuvo infiltrado en “la barra brava” argentina del “Hotel Compostela” y regreso al país con una camiseta que tenía una leyenda en su espalda que decía:

– “¡PERDÓN BILARDO…!”.

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3 thoughts on “EL “GUERO” DE ACAPULCO.

  1. De los mundiales futboleros, una anécdota para describir el ambiente vivido en esos días de entusiasmo y esperanza en el triunfo de la mano maradoniana. De golpe, uno recuerda la épica de esos, ya lejanos momentos…El escenario lo da el pintoresco país azteca.

  2. Que hermoso relato. Uno de los mundiales que más disfruté. Tal vez porque estábamos en una democracia incipiente y muy esperada, al menos por mi, y sin dudas por la presencia de Maradona, un genio en el juego que más gusta al mundo.
    Estando en las playas de Acapulco con mi hermana un muchachito con una botella plástica y un peine nos hizo música, otro genio, quedamos sin palabras y el muchachito nos pidió un aplauso, antes que la moneda.
    Recuerdo que hicimos un recorrido por las costas en lancha y nos mostraron las casas de famosos como Luis Miguel y me impactó la de Cantinflas, tenía una estatua de el tamaño real.
    Muy lindo lo que relatas. México tiene mucha historia, y muchas cosas las relaciono con nuestro pais. Me encantó el tema de hoy…abrazo!

  3. MEXICO 86, Todo un extraordinario recuerdo, una epopeya de extraordinaria magnitud. Fuimos testigos de un país que se reconstruía de un tragico terremoto pero que no nos hizo vivir sus dramas, su gente mostró todo el tiempo un orgullo cultural y también un afecto muy especial por la Argentina. Pero, siguiendo la linea editorial del Dr. Chávez, fuimos a Cancun, un lugar reconendable para todo el mundo y en esa Riviera Maya los niños que vendian diario por la calle nos ofrecían el periódico en inglés y hasta nos decían su valor,… Y cuando se percataban de nuestra pobreza de contestar en ese idioma, alli nos decían “Argentino te vendo el diario”, y notábamos el desgano con que nos vendian sus productos. Reflexion … En esos lugares con dolares o sin dólares si eres un rubio y ojos azules te tratan un poco mejor.

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