DE GIL NO TENÍA NADA.

La imagen ha sido realizada por el artista Raúl Cacho Kazibrodiuk.
DE GIL NO TENÍA NADA.
Había nacido en la provincia de Buenos Aires, sus padres se separaron y cada uno por su lado rehízo su vida.
Estuvo un tiempo con su madre, pero las relaciones eran complicadas con sus hermanos y el nuevo compañero de la misma.
De chico contrajo poliomielitis, que le dejó como secuela, atrofiamiento de la pierna izquierda, y dificultad para caminar o correr.
Su nombre era Roberto Gil, pero todos los conocían por Yaco; era alegre, extrovertido, picante y con mucha calle.
Los problemas personales de su casa y el hecho que en la ciudad de Santa Fe existía una Asociación llamada CILSA ,(Centro Integral del lisiado de Santa Fe), lo incitaron a mudarse allí para cambiar de aire.
Con la ventaja de haber estudiado en la Universidad de la Calle, rápidamente se adaptó a su nuevo hábitat; la Asociación le consiguió trabajo en una Playa céntrica de estacionamiento y concurría frecuente a natación donde se desempeñaba como un pez en el agua.
Yaco medía 1,70 aproximadamente y su contextura física a excepción de la pierna izquierda, era similar a la de cualquier persona.
Al ser muy sociable y extrovertido no pasaba desapercibido nunca; de las secuelas de la polio se mofaba en forma frecuente.
Se hizo hincha del sabalero y concurría al estadio con la mismísima barra de Santa Rosa de Lima, donde era conocido plenamente.
En un clásico entre Unión y Colón, que se disputo en el estadio de la Avenida López y Planes, se armó la rosca a la salida. Yaco trató de evitar el enfrentamiento y se corrió a un costado donde se cruzó con dos hinchas tatengues.
-¿Eh petiso, por qué arrugas?-, le gritaron.
-¡No arrugo, a los dos los cago a puñetes, pero no los voy a poder correr por la pierna chota!
Hablando de Unión, en el club se organizaban los sábados bailes y shows con presencia multitudinaria. En una ocasión, contrataron a Joan Manuel Serrat que iba a cantar a las 2 de la mañana, luego de realizar una presentación en Rosario.
El personaje de la historia que no se perdía una, estaba presente también; eran las 4 de la mañana y el artista no aparecía. Empezaron los silbidos, los insultos, y Nano no vino. La organización en alta voz informó que se iba a reprogramar el espectáculo o devolver el importe de la entrada. La gente empezó a revolear sillas por el aire y Yaco también, advirtiéndole a los que se hallaban cerca de él, que no había problema que una le peque en la espalda:
-¡Pero cuídame la gamba crota!
Los carnavales en esa época se realizaban con cobro de entrada en la avenida Freyre, en la zona donde estaba el club República del Oeste. Era un gran negocio para los bares, que colocaban mesas y sillas en las veredas y trabajaban a full.
El desfile era alguna que otra murga, una comparsa improvisada y la presencia final de una con mayor preparación de otras ciudades, como por ejemplo Esquina, Corrientes.
El Centro Integral del lisiado de Santa Fe siempre organizaba eventos solidarios, para ayudar a sus miembros, ya sea adquiriendo sillas de ruedas u otros elementos de necesidad para los tratamientos.
La ciudad no solo miraba con simpatía esas actividades, sino que también colaboraba como socios benefactores o adquiriendo rifas o bono colaboración de la entidad.
Atendiendo la buena receptividad en la gente, la comisión directiva decidió armar un evento importante en la costanera de la ciudad, junto a la Laguna Setubal, contratando nada más y nada menos, que a la famosa Comparsa y Escuela de samba Ará Berá de la ciudad de Corrientes.
Fueron convocados todos los miembros de la Asociación a que trabajen en el cobro de entradas, acondicionamiento de los lugares y todo lo concerniente a la logística del espectáculo; Yaco estaba en una boletería de las calles laterales de acceso.
Inesperadamente, se agolpó una multitud de casi 20 cuadras para disfrutar del show de una de las mejores comparsas del país.
Quizás por un problema de comunicación, los correntinos no informaron como sería el desfile, o definitivamente se sorprendieron ante la cantidad de personas presentes; por lo que decidieron realizar una actuación cada 100 metros y llegar al próximo destino caminando.
El público que estaba ubicado en la mitad de cuadra, veía pasar a las bellas chicas y la escuela de samba caminando, no bailando.
Ante el cariz de los acontecimientos se armó despelote, la gente empezó a quejarse:
-¡Para esto pagué la entrada!
Se enojaron con todos, con la famosa comparsa a la que insultaban, y también con la gente de Cilsa que organizó una estafa.
No habría llegado a la mitad del recorrido, cuando el público invadió la costanera y exigía la devolución del dinero gastado en la entrada.
Yaco fiel a su estilo picante explicó después:
-¡No había ningún rengo, todos caminaban derechito!
Es muy difícil estacionar los vehículos en el centro de la ciudad, por lo que, la playa donde trabajaba Gil estaba siempre repleta de autos:
-¡Acomódalo vos le decía porque si yo le agarro, le voy a errar al embrague y seguro le choco al de atrás o de adelante!.
Roberto se divertía en el lugar, saludando gente, conversando, sin remordimiento alguno le decía a los clientes:
-¡Aparte de la tarifa, acordate de la propina para el renguito que te cuida el auto!. Ganaba más guita con las propinas que con el sueldo.
Una mañana haciendo gala de su picardía, empezó a piropear a cuanta chica pasaba por la playa:
-¡Adiós María ojos de miel!
-¡Marta tantas curvas y yo sin freno!
-¡Rosemari hermosa como siempre!
Los nombres eran inventados, y como las chicas no se llamaban así, no le contestaban.
Apareció otra y Yaco le dice:
-¡Hola Eugenia amor de mi vida!; ninguna respuesta tampoco.
Con la rapidez que hacía gala le agrega:
-¡Eugenia no me saludas, no te acordás que soy el rengo que te hizo feliz una noche!
Estaba de moda el cabello lacio en los hombres, o al menos echaban más pinta, Roberto tenía el cabello crespo y se colocaba para dormir una media de mujer en la cabeza para tratar de alizar su cabellera.
Con el dinero del sueldo y las propinas, se compró una moto chopera y salía a recorrer Santa Fe de la Vera Cruz por las noches, cuando había menos tránsito.
Iba a los bailes de Villa María Selva y le pedía al policía que hacía seguridad que le cuide la máquina roja.
Una noche tomó tanta cerveza que no se podía subir a la moto, un tipo del club con tino le dijo que la deje y la venga buscar al día siguiente; y se tome un taxi para regresar. Como todo borracho, a regañadientes aceptó.
La pensión donde vivía tenía un sereno que se llamaba Luis; Yaco golpeó la manopla para que le abran la puerta. El sereno lo ve llegar zigzagueante y sin moto:
-¿Dónde está la moto?-
-¡Quedó en el club!, le dijo y se fue a su pieza.
No pasaron dos minutos que golpean nuevamente la puerta de acceso, era el taxista que reclamaba la presencia del pasajero que no le había pagado el viaje y pretende ingresar.
Don Luis, un veterano alto y fornido, lo para en seco:
-¡Acá usted no va entrar, yo soy la persona que autorizo y usted no tiene nada que hacer adentro!.
Yaco se quedó dormido con la ropa puesta, el sereno lo llama y no obtiene respuesta:
-¡Anda a pagarle el viaje al taxista! Y lo lleva hacia el acceso.
-¡Págame el viaje, atorrante!
-¡Tanto lío por un viaje rata de mierda!; y allí nomás se armó.
Tuvo que intervenir el sereno, que le entregó la plata al taxista y le pide que se retire inmediatamente. Se fue puteando.
Una tarde de carnaval Roberto Gil salió de la pensión con su moto deportiva. Se jugaba con bombitas de agua, bombitas con arena, y bombitas con piedras: a pesar de las recomendaciones, el tipo salió igual a las 2 de la tarde.
-¡Vengo enseguida dijo!.
No regresaba; a las seis y media de la tarde llegó a la pensión una persona con dos zapatillas en la mano, preguntando si Gil vivía allí.
-¡Sí.¿ donde está el?-
-¡En el Hospital Iturraspe!, y se marchó sin responder a ninguna otra pregunta que le formularon.
Se juntaron los amigos de Yaco y pensaron en lo peor,” chocó con la moto y viajó”.
Se aprestaron cuatro y se dirigieron al nosocomio a realizar los trámites de rigor.
Ingresaron serios y preocupados, cuando observan a los lejos en los interminables pasillos del Hospital Iturraspe, una persona que venía corriendo cojeando, parecía Yaco y era Yaco.
-¡Hijos de puta, pensaron que los iba a dejar solos!
-¡Los mande buscar, porque no me quieren dar el alta, tengo solo unos rasguños, me tiraron unas bombitas me agache y se me fue la moto, apenas tengo arañones en la pata chota!
“Se abrazaron entre todos. y lo trajeron a cococho a la pensión que estaba ubicada a cinco cuadras del lugar”.
P/D: La referencia hacía las aptitudes físicas del personaje de la historia, en modo alguno han sido expresadas en forma agraviante, a las personas con discapacidad o capacidades diferentes. Fueron transcriptas como expresiones efectuadas por el mismo.
Ideasdelnorte.com.ar
Me cayó bien Yaco! Gracias Claudio , es un placer leerte.
Gracias Mónica por leer la historia de Yaco, grosso.
Recuerdos de otros tiempos. La magia de tus escritos me trasladan a los años jóvenes. Vivía frente. Cilsa , sobre Candido Pujato. A dos cuadras de la facultad de derecho. Pero estudiaba Química. No recuerdo a Yaco tal cual, pero si al gimnasio dónde era espectacular lo que hacían. Si recuerdo el lío de la comparsa Correntina. Estaba alli. Era 74 o 75…Los silbidos y señales obsenas porque caminaban y no bailaban. Fue terrible. Gracias por escribir estás cosas que recrean aquellos tiempos…
Griselda alguna vez te habrás cruzado con Yaco en la Playa de estacionamiento que creo que estaba sobre 25 de mayo, bien en el centro. Gracías por la lectura
La magia de laa palabras
Gracias Martita por la lectura y los conceptos.
Otra historia de esas Claudio! Un genio el rengo!
Gracias por compartir la anécdota; son los personajes, como Yaco, los que caracterizan a los pueblos, aquí, en Apóstoles también hubo varios uno de ello Choché un preparador de motos de carrera que terminó sus días alcohólico.
Hay tantas historias, refrescarlas es bueno para que no queden en el olvido. Choché, el famoso “Máquina”, un personaje de Apóstoles lo conocía desde chiquito.
Una más de las historias de vida de la gente simple, de la gente como uno.
Yaco -como tantos otros- merecía ser recordado, si señor!
Así es, hay muchos Yaco en las ciudades y en los pueblos, algunos optan por recluirse en sus hogares, este tenía tanta calle que andaba por todos lados.
¡Muy buena historia!
Asi es Juan,Yaco con sus capacidades diferentes, se las ingeniaba siempre para no sentirse excluído.
Todo un personaje y de la vida real, el caso de Yaco es paradigmático sobre la ley de la compensación. Una limitación física como en el caso de este muchacho,sirvió para fortalecer su espíritu y arremeter contra la vida reclamándole todo lo que está podría brindarle. Un ejemplo para muchos que estamos sanos de físico y cojos de espíritu
Un ejemplo para muchos, aceptar el problema físico y no sentirse discriminado.
Así es.
Gracias Hugo por la lectura y la consideración de la historia de Yaco.
Muy bueno!
Un placer compartir la historia Gabriela.
Me encantó la historia. Hay muchas así !!!! Felicitaciones.
Excelente historia👏👏
Gracias Carmen por leer .Linda historia.
Seguimos en carrera
Seguimos
Así es Mario seguimos en carrera, desmenuzando historias.
Todos conocimos un Yaco, en nuestras vidas y creo que aprendimos algo de ellos no….linda historia.
Es así Jorge. Gracias por leer.