LOS TESTÍCULOS DEL SEÑOR GONZÁLEZ.


LOS TESTÍCULOS DEL SEÑOR GONZÁLEZ.
La Secretaria de Cultura de la Municipalidad escuchó en su entorno familiar y allegados, historias de personajes del pueblo, anécdotas y aventuras desopilantes.
Como un aporte a la historia y cultura de la ciudad, creyó conveniente recopilar las mismas, por medio de relatos de los mismos personajes o de habitantes que hayan participado o tenido conocimiento de los mismos.
Esas historias que ocurren en todos los pueblos, suelen perderse cuando los autores desaparecen; o son atravesadas por el olvido implacable del paso del tiempo.
Una gacetilla distribuida en los medios de prensa, invitaba al rescate de esas anécdotas llenas de tantos matices.
Fueron pasando los actores y contadores de historias en forma permanente, hasta que una tarde se apersono, un tipo de unos 55 años, inquieto, aventurero e inteligente de apellido González, que manifestó intención de contar anécdotas personales.
En la Secretaría lo escucharon: – Mi historia es
vieja, cargada de colorido y cierto aire de sarcasmo-
-¡Cuando era gurí andaba calzado!,- dijo.
-¡Una honda en el cuello y piedras en los bolsillos de los pantalones cortos!.
-¡Mientras mi vecino dormía la siesta, subía a la planta de níspero para comer sin ser descubierto!.
-¡Tenía que trepar ligero sin hacer ruido, tratar de que no se rompa ningún gajo para no hacer ruido y evitar cualquier golpe, sobre todo en los testículos!.
El hombre se jactaba de su habilidad, aunque eso era de manual.
-¡Una tarde entramos sin permiso al yerbal de Francheski a juntar hongos y comer frutas!-prosiguió González.
Don Juan, conocedor de las mañas de la gurisada, solía recorrer con su escopeta y seis perros su propiedad, para meter miedo con su presencia.
-El ladrido de los perros fue suficiente para entender que el propietario estaba por las inmediaciones, se escuchó un disparo del arma y salieron todos a correr en distintas direcciones.
-¡Yo parecía un rayo corriendo hacia la divisoria del inmueble con la calle!.
-¡Quise saltar limpito el alambrado, calculé mal y me pegué un flor de golpe en la zona baja”.
-¡Por suerte la última línea del alambrado no era de púa, sino todavía me estaría lamentando!
-González continúo relatando:
-¡Cuando comencé el secundario nuestro profesor de Educación Física de apellido De María empezó a tratarnos de señores!.
_¡No sabía en que consistirían las clases, tampoco me preocupaba demasiado, confiado en mí destreza, imaginé un precalentamiento y un partidito de fútbol!.
-El profesor nos mandó a buscar el cajón, nadie tenía idea de que se trataba. Al ingresar al depósito, lo reconocí porque había visto en televisión a los atletas rusos desplegarse sobre ellos; es fácil pensé.
Luego de una breve explicación se nos pidió a los alumnos una demostración:
-¿A ver quién se anima a comenzar?.
-Como nadie lo hacía yo tomé la posta. Pegué un pique y pisé muy lejos el trampolín, lo que me llevo a apoyar las manos en forma incorrecta sobre la superficie, me incliné y sentí un golpe sobre el testículo derecho, traté de enderezarme y el dolor se trasladó al izquierdo cayéndome pesadamente sobre la colchoneta-.
El profesor con una sonrisa me dice:
-¡No es nada!.
-¡Mi primer error fue pensar que los atletas rusos nunca habían practicado los saltos!.
-¡El segundo fue pensar que era tan fácil como subir a la planta de níspero del vecino!.
-¡El tercero, el más elemental, fue subestimar al aparato que por mi error me hizo ver las estrellas!.
-¡Entendí que debía practicar tanto el estilo como la distancia, con el tiempo pude superar el obstáculo!.
-¡Me lo hizo saber el profesor De María que siempre me guardó afecto!.
Al final las personas que escucharon la historia se dividieron en los que adujeron reparos y los que estallaron en carcajadas.
En la historia del señor González, tuvimos la prudencia y el decoro de utilizar la expresión “testículos”, aunque debemos reconocer que casi se nos escapa la palabra “huevos”.
IDEAS DEL NORTE.COM.AR.
Faltó poquito para que se “escape” jaja.
Esperamos jajajaja
No es fácil
No era fácil Mario, sobre todo cuando don Juan Francheski aparecía con su escopeta y los perros.
Jajaja la adornó bien a la historia real, mi estimado doc.
Y vaya casualidad! (aunque las casualidades no existen), el apellido coincide con el que debería haber sido mi apellido biológico.
Dani quizás me traiciono el sub-consciente y era nomás vos el que subía a la planta níspero del vecino.
No. Yo era uno de los tantos que casi dejamos nuestra virilidad en ese cajón de atletismo.
Vaya una historia! Jajaja si que me hizo reír!
En buena hora Damian.jajajaja.
Jaja!! Ese cajón de atletismo era mortal. Había que ser corajudo/a pata atreverse a la carrera, trampolín y cajón
Me rei un poquito….lindo y divertido relato.
Era largo ese cajón, lo entendemos a González.
Cuando de esa zona anatómica masculina,… se habla a calzón quitado, no puedo hacer más que sumarme desde mi persona. Entre los 10 y los 12 años, me dieron con certeza 5 0 5 pelotazos en el testículo izquierdo. Ya en el Colegio de los Hermanos Maristas de Pilar, me dolía cada vez más. Se resolvió mi varicocele, con una cirugía en el Hospital Argerich un 15 de Junio del año 1971. Que pasión el Futbol, ¡¡…casi casi dejo un huevo yo también!!!.-
Cuando de esa zona anatómica masculina,… se habla a calzón quitado, no puedo hacer más que sumarme desde mi persona. Entre los 10 y los 12 años, me dieron con certeza 5 o 6 pelotazos en el testículo izquierdo. Ya en el Colegio de los Hermanos Maristas de Pilar, me dolía cada vez más. Se resolvió mi varicocele, con una cirugía en el Hospital Argerich un 15 de Junio del año 1971. Que pasión el Futbol, ¡¡…casi casi dejo un huevo yo también!!!.-
Hay que denunciarlo al profesor que te hacía saltar el cajón en el Colegio de los Hermanos Maristas.
Claudio ha tocado partes sensibles de la anatomía varonil, lugar que genera anécdotas, a partir de recuerdos, a veces que ya se creían olvidados.
Pensar que en las canchas los hinchas le piden a los jugadores “huevos” ,”huevos”, “huevos”, aquello era eso mismo o más grave.