Daniela Mércuri.
Carnaval de Bahía.
Trío Eléctrico.

BAHÍA Y LOS TRÍOS ELÉCTRICOS.

 De los tantos viajes con La Raela el del Carnaval de Bahía no tiene desperdicio.

 Primero el condimento lógico de la ansiedad de un viaje, después planificar y tratar de disfrutar al mango.

 Por la distancia era inevitable viajar en avión, y conseguir alojamiento razonable en el destino.

 Salimos de Foz de Iguazú con escala en San Pablo y llegamos a la tardecita de un miércoles antes del carnaval.

 El Hotel era del estilo de las viejas construcciones, tenía piscina y estaba ubicado como a dos kilómetros y medio del Faro.

 Mi compañera de ruta no demoró una hora y estaba en la piscina haciendo alarde de su físico.

 -¡Tenemos que aprovechar al máximo me dijo!.

-¡Si la tarde está cálida!. Le respondí.

El Hotel en su parte trasera daba al mar, aunque la playa era bastante pequeña por la presencia de rocas.

 La noche en la zona era bastante insegura por lo que decidimos quedarnos en la piscina hasta tarde.

 Al día siguiente a los 9 de la mañana fuimos a la playa, a conocer, y a tomar sol, la mayoría de las personas eran del Hotel.

 Tipo 9,30 raudamente apareció agua oscura desde unas alcantarillas con un olor muy particular.

 ¿Es mierda me pregunto mi novia?

-¡Desagües cloacales que se arrojan al mar, el mar todo lo transforma! Sostuve.

 La flaca siguió disfrutando del sol de la mañana con su diminuta tanga amarilla, mientras yo guardaba la panza para disimular un poco.

 Tipo 10,30 se pudrió todo, aparecieron desde los costados unos 20 morenos a jugar al fútbol en la playa.

 Me sentí un poco incomodo porque la mayoría le relojeo a La Raela.

 Desentendida me dice:

¿Viste los dientes blancos y ojos claros de ese negro? –

-¡No no vi le conteste medio pichado!

 Durante la tarde hicimos piscina nuevamente y nos relacionamos con otros huéspedes del Hotel.

 Un hombre canoso, dueño de un diario de Mendoza, parecía Daniel Vila, pero no era porque la mujer no era Pamela David, nos dijo que a tres cuadras había un restaurant donde se comía muy bien.

-¡Vayan no se van arrepentir!.

 Fuimos esa noche con seiscientos (600) reales, teníamos que cuidar la guita porque el alojamiento solo incluía desayuno.

 Había poca gente, y a mi me llamo la atención las fotografías de las paredes, con Roberto Carlos, Chico Buarque, Vinicius, Emerson Fitipaldi y una chica que parecía Marilyn Monroe.

 -¡Es fino esto comenté!

 Se acerco el mozo y nos dice que vino van a tomar mientras sale el pedido.

 La Raela haciéndose la canchera dice:

-¿El de la casa!.

Le pido la carta y veo que el vino más barato costaba 450 reales, le hago una seña a mi novia y al mozo le digo:

-¡Ya vamos a pedir!.

-¡Préstame la carta voy a ver lo que es más barato! me dice

-¡Mira la gaseosa y cheva salen 100 reales, y esta comida que aquí debe ser buena sale 200!.

-¡Se llama “penne de allegretto!.

Vuelve el mozo y hacemos el pedido.

¿Solo eso nos interroga?

-¡Si solo eso le respondemos al unísono”

Como el plato principal tardaba en venir, nos bajamos las dos latas de cerveza antes de que llegara; el hombre vino y retiró las latas.

 ¿Van a tomar algo más?

-¡No muchas gracias!

 El “penne de allegretto”, era lo que nosotros conocemos como “mostacholis hervidos” sin carne.

 A los 15 minutos se terminó nuestra cena,

-¡vamos dice Raela!

El mozo nos miro feo porque no teníamos ni para la propina.

 Abrazados caminamos hasta el Hotel y la flaca me dice:

-¡Negro cuando tengas un diario como el canoso volvemos!

 Llegaron los días del carnaval. En Bahía la fiesta es multitudinaria como en Río, pero a diferencia de la ciudad carioca, en Salvador el gran protagonista es el público.

 Las marcas de cerveza gastan fortunas para lograr la exclusividad en publicidad y distribución. En las fiestas el consumo de cerveza es altísimo, por lo que la inversión se recupera con las ventas.

 A diferencia de Río en Bahía el descontrol empieza temprano, la gente baila, grita y aplaude a los artistas que cantan en los denominados “Tríos eléctricos”, camiones de gran porte con sonido al máximo.

 Daniela Mércuri, Chiclete com banana, Ivete Sangalo, Timbalada o el Grupo Oludum, hace delirar al público que baila en “los blocos” hasta el cansancio.

Estábamos en la popular y La Raela me habla:

-¡Yo también quiero danzar en el bloco!

Por una suma de dinero te entregan una remera de un color determinado y bailas en el carnaval bahiano.

Mi flaca se mezcló con la gente y la perdí de vista.

 Había tantas personas que nos iba resultar engorroso encontrarnos, luego de esperar un rato, emprendí viaje camino al hotel.

 Al regresar Raela me comenta:

-¡Como me divertí, es impresionante la fiesta, la cantidad de gente y la música!

-¡Saben disfrutar el carnaval!.

Empezó a cantarme “O canto do cidade” de Daniela Mércuri.

-¡Uo o verdadeiro amor

Uo o vocé vai onde eu vou

Uo o verdadeiro amor

Uo o voce vai onde eu vou!

 Dormimos abrazados.

 El en vuelo de regreso le susurro:

 -¡Si seguimos así, en el próximo viaje creo que regreso solo!

 -¡No gordo! me dice

¿Me estás diciendo gordo?

-¡Siiii!

-¡No te cambio por nada!

-¡Uo o verdadeiro amor

Uo o vocé vai onde eu vou!

Ramón Claudio Chávez.

Ideas del Norte.com.ar

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5 thoughts on “BAHÍA Y LOS TRÍOS ELÉCTRICOS.

  1. Saltando las diferencias; me imagino la cara del mozo😂😂 me pasó en Buenos Aires una vez, apenas pagamos la pizza y la Coca; el mozo nos miro re mal y cuando le preguntamos por los colectivos no sabía nada.

  2. Muy bueno Claudio en su acuarela del carnaval brasileño, difícil de emparejar y la pasión clásica de argentinos con lo justo.

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