Esta fotografía puede estar sujeta a derechos de autor.
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UN ARGENTINO EN PARÍS.

 En la película “Un argentino en Nueva Yord”, protagonizada por Guillermo Franchella y Natalia Oreiro, además de la trama argumental, se aprecian los innumerables inconvenientes que tiene el actor con el uso del idioma.

 Desde la recepción en el Hotel, la pregunta al conserje sobre el lugar del videt, o el pedido de que le traiga leche para agregar al café a la camarera, nos muestran cuál difícil puede resultar la comunicación ante el desconocimiento del idioma.

 No lo quedan en zaga, las peripecias que vivió por este motivo, el abogado del foro local Martín Nito Ramírez en el Mundial Francia 1998.

 Como amante del fútbol, Ramírez adquirió los vuelos desde Buenos Aires a Madrid, ida y vuelta, y los respectivos tickets para presenciar los tres partidos de la fase de grupo donde jugaba Argentina.

 El 14 de junio contra Japón en Toulouse, el21 de junio con Jamaica en París y el 26 de junio contra Croacia en Burdeos, luego el regreso.

 Nito haciendo gala de solvencia de viajero empezó a viajar solo, para juntarse con los grupos de hinchas argentinos en las ciudades donde estos se hospedaban.

 El primer destino era la ciudad de Perpiñan en la frontera española, para eso debía descender del tren en Canet-Plage, algo así como la playa de la ciudad. Eso trato de explicarle a la agente del servicio que entendió “Leclerc Le Cannet” un pequeño poblado en la frontera italiana, allí descendió porque quizás terminaba en Roma.

 Grande fue su sorpresa al arribar, casi al anochecer, hablando con la gente sin que nadie lo entendiera.

 La estación fue quedando vacía y Nito perdido en medio de la nada. La noche se le tornaba cada vez más oscura.

 Como a Franchella en la película, luego de estar solo un largo tiempo, le aparece una Diana Lamas, que hablaba un dialecto catalán y  le entendió el 60 % de las frases que le arrojo Martín.

 Esta mujer bondadosa le gestionó una comunicación por cobrar a la Argentina, porque él quería hablar con sus padres.

 Sus progenitores le atendieron y el protagonista de la historia lloró desconsoladamente durante 15 minutos.

¿Por qué lloras le interrogaron?

-¡Por qué aquí nadie me entiende, quería hablar con alguien que me entendiese!

 La señora que hablaba en catalán gestiono con un amigo para que lo trasladase hasta una estación para emprender el regreso.

 Sabía que debía descender del tren en Perpiñan, al llegar a la estación no pudo apreciar el cartel indicador del destino y siguió de largo, ahora con destino a España.

 Pudo bajarse en la estación siguiente y una pareja canadiense lo oriento.

 El mundial se estaba jugando, vinieron muchos japoneses, la entrada costaba como cien (100) dólares, a Martín los ponjas le ofrecieron dos (2000) mil para que les venda. No quiso, quería ver el partido en el estadio.

 Estuvo en París cuando la selección goleó a Jamaica y en Burdeos cuando derrotó a Croacia.

 Nito Ramírez debía regresar a la Argentina, pero decidió quedarse. Dejo abierto el ticket del vuelo de regreso y “haciendo un poco de polizón” buscaba a conocidos para alojarse en la cercanía de estos e ir a ver los partidos.

 El partido con los ingleses fue intenso, tuvo de todo, duelo de hinchadas, penales, expulsión de David Beckham y definición desde los doce pasos.

 Le atajaron el disparo a Hernán Crespo, y “lechuga Roa” tenía que detener dos; le contuvo a Paul Ince y David Batty.  Argentina paso a cuartos en medio de un delirio total.

 Martín Ramírez, como el resto, quedó afónico de gritar en el triunfo.

 Se encontró con el diputado Lenguaza, el odontólogo no el abogado; y compartió en Avigñón, la ciudad amurallada, una de las noches más lindas del viaje. Tres mil argentinos cantaron alentando a la selección después del partido en Saint Étienne .

 En uno de esos tantos viajes, terminó amaneciendo en el Puerto de Marsella uno de los más importantes de Europa, y también uno de los más peligrosos.

 Mientras los hinchas entonaban consignas de aliento al equipo, él aprovecho para subirse sin estar en la lista de pasajeros y viajar desde Cannes hasta Marsella para presenciar el partido con Holanda.

 Fue el último, por qué Argentina quedó eliminada y se terminó la ilusión.

 Al día siguiente abordó un vuelo desde Niza a Madrid y de allí a Buenos Aires.

 En el vuelo de regreso, mientras recordaba los detalles agradables del viaje, se le vino a la memoria también, lo de la noche en la frontera italiana cuando su madre le preguntaba:

¿Por qué lloras mi hijo?

-¡Por que necesito hablar con alguien que me entienda y en este lugar nadie lo hace!.

Ramón Claudio Chávez.

www.ideasdelnorte.com.ar

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9 thoughts on “UN ARGENTINO EN PARÍS.

  1. Las cuitas de un viajero bisoño, amante fana del fútbol en un relato que al lector, le hace vivir esos momentos.

  2. El protagonista de la historia, seguramente en la secundaria le habrá “tocado” inglés en lugar de francés, porque sino, algo habría “junado”.
    Recuerdo a los profes Kosinski y Vaker (creo que no se escribe así). Gracias a sus enseñanzas, aún hoy, algo “juno”.

  3. La verdad que la imposibilidad de comunicarse por la falta de traducción habrá planteado muchas circunstancias dramáticas como la que usted describe Doc. Hoy, felizmente, la tecnología nos permite acceder a esta herramienta imprescindible para viajar.

  4. Cómo todos los domingos de mañana, me alegra leer tus relatos. Son geniales. Y seguro verdaderos, no salvajes. Esas cuestiones tan de argentinos, tal vez junamos algo del francés, alemán, ucraniano, y hasta andamos bien con el inglés, pero el susto, la distancia y otras cosas hacen que hasta tartamudeos del español salgan. Muy bien cuidados los términos. Me encantó.v

  5. Q loco que linda historia de Nito un loco lindo se podría decir ojala sigas entreteniendonos con esas lindas historias futboleras y de vida 👏👏

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