GUION BAJO Y VIEJO GASÓMETRO.


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GUIÓN BAJO Y VIEJO GASÓMETRO.
El Juez de Instrucción Penal había cumplido en agosto 70 años, a pesar de eso seguía en sus funciones.
Aducía en su defensa que estaba grande pero lúcido y que la responsabilidad del cargo no lo agobiaba.
Tenía dos secretarios privados, uno de 55 y el otro de 54 años, entre los tres sumaban 179 años e iban camino al bicentenario.
Para ambos Su Señoría era el jefe, y nunca había que contradecirlo.
El veterano administrador de justicia entendió que debía realizar cambios en sus colaboradores, para que no termine pareciendo un cotolengo.
Consulto con algunos amigos, y estos le sugirieron que trajera chicas jóvenes a la secretaría privada.
No es tan sencillo acertar cuando se escoge recursos humanos, sobre todo en ese espacio, donde se tratan cosas sensibles y con mucha discreción.
Durante la noche mientras disfrutaba de una cerveza fría, acompañada de una picada de jamón serrano, aceitunas y queso, tomo una decisión.
Las nuevas secretarias tenían 29 y 30 años, no pertenecían a su entorno íntimo, pero creía que eran las indicadas para asumir la responsabilidad.
Las citó en su Despacho y les manifestó:
– ¡Estoy abierto a los cambios, quiero darle dinamismo a nuestra oficina, ustedes me tienen que cubrir las espaldas y no andar comentando todo lo que aquí se dice!
– ¡Las tendré a prueba tres meses, pueden hablar libremente conmigo, pero les advierto que siempre me reservo una dosis de desconfianza!
El hecho de haber sido seleccionadas fue una emoción para ambas, a la vez, sentían la presión de las tareas que debían realizar para el jefe.
A una le decían “Guion Bajo” para distinguirla de la hermana mayor que era un poco más alta; según ella en su familia eran todos lindos y era bastante creída.
La otra tenía un apodo futbolero, “Viejo Gasómetro”, había creado un perfil de Facebook con ese nombre, pero como ya existía tuvo que agregarle 1114 como la villa que está cerca de la cancha del ciclón.
Al igual que la otra, era “una jugadora de toda la cancha”, si hubiese sido varón tranquilamente podía ser un volante tapón.
Guion bajo también fue botinera, estuvo un tiempo de novia con un primo del “Pocho Lavezzi”, que jugaba en Sportivo Las Parejas; ella mismo decía que se peleo porque el pibe era de un equipo chico.
La oficina cambió con la presencia de las chicas, traían flores de distintos colores y sahumerios para contrarrestar la manda onda. La oficina se parecía más a esos institutos de ayuda espiritual, que a un Juzgado.
Se complementaron rápidamente, entendieron que ahora poseían una cuota de poder e iban al frente, no tenían ningún prurito en decir:
– ¡El Juez no le puede atender porque está muy ocupado!
Este estaba tomando mate con chipas.
Igualmente trataban con corrección a las personas que concurrían y como les había dicho el jefe:
– ¡Acá lo que importa es el justiciable!
Los expedientes al despacho los llevaban con diligencia y sabían tratar con los otros empleados y secretarios del Tribunal, para evitar inconvenientes que debía zanjar el veterano magistrado.
Superaron el período de prueba y contrariamente a lo que hacían los secretarios anteriores, le realizaban sugerencias al jefe, que las escuchaba, pero no siempre les hacía caso.
En una oportunidad el juez le pidió a “viejo gasómetro” que fuese hasta la esquina y le compre una botella de miel de abeja.
– ¡Fíjate que sea buena!
¿Cómo voy a saber, la tengo que probar?
– ¡No que no sea muy azucarada!
El vendedor le envolvió el producto en un papel de diario y al regresar, uno de los empleados le hace un chiste:
– ¿Le estás trayendo vino a Su Señoría?
– ¡Si, si quiere tomar que tome! Le respondió.
Una mañana le preguntaron al jefe porque no se jubilaba, este, muy suelto de cuerpo le respondió:
– ¡Porque no se me da la gana; además cuando voy a los Congresos me eligen para presidirlo porque soy el más viejo!
– ¡Pero no se preocupen ya me voy a ir para remontar barriletes en la costanera jajajaja!
– ¡No haga como “el pavo real” que se manda la parte solo, usted vale por si mismo! Le decían.
– ¡Tampoco se siente en la primera fila de las reuniones de jueces, tipo “figuretti”, como una jueza que nosotros conocemos!
¿Ustedes me vieron alguna vez haciendo eso?
– ¡No, por eso mismo le decimos!
El Juez fue entendiendo que había llegado el tiempo del retiro, no quería llegar allí a los 75 para que le digan que se vaya.
“Guion Bajo y “Viejo gasómetro” lo extrañaron un poco, pero no tanto, tenían una carrera por delante y aprovecharon el tiempo que lo acompañaron.
Con la Banda Coguá del Padre Carlos organizaron la fiesta de despedida. Algunos estaban tristes, otros disimulaban, el viejo juez, los saludo a todos y apelando a la ironía concluyo:
– ¡Nadie es imprescindible!
– ¡Siempre que llovió paró!
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar

Me encantó¡¡ Que gran verdad¡¡ Nadie es imprescindible¡! Siempre que llovió paró¡¡Felicitaciones¡¡
Algo difícil de manejar, el poder! Sentarse detrás de un escritorio a impartir justicia… Te la regalo
Historias verdaderas
Supongo que cuando se jubila un magistrado se libera de algunas presiones y durante un tiempo padece la abstinencia del poder. Por supuesto todo depende del dónde y cuando ha impartido la justicia
Por eso el que tiene el mando, o el poder debe ser muy justo y equilibrado además de estar bien preparado en todos los órdenes.
Excelente Claudio, como todos tus relatos.
Qué interesante relato… Creo que siempre es bueno oxigenar el entorno con un “guión bajo” o con un “viejo gasómetro’…
Cómo siempre relatos impecables.
Que buen relato. Desde los sobrenombres ya te engancha . Linda forma de contar entretelones de oficinas , que a veces imaginamos almidinadas y mágicas. Me encantó