GIRA, GIRA, LA VUELTA AL MUNDO.



Gira, gira, la Vuelta al Mundo. _
Cuando erramos chicos íbamos a los parques de diversiones para subirnos a la calesita, después a los botes, hasta que apareció “la vuelta al mundo”.
Esa rueda gigante que giraba sin cesar, mientras la gente gritaba al descender de la parte más alta.
Primero temíamos abordarla, hasta que nos animábamos, después queríamos volver a hacerlo.
Lo que en principio fue una novedad, se convirtió con el tiempo en algo habitual de los parques de diversiones.
Mientras disfrutábamos de los giros mágicos, nos aferrábamos fuerte con las dos manos a la barra de seguridad de las sillas. De eso no te olvidas nunca.
Para nosotros una diversión plena de adrenalina cuando apuraba su marcha y descendía velozmente, para volver a subir.
Mientras sonaba la música de moda en los altoparlantes, la gente jugaba, sonreía y compartir momentos sociales con la gente de su pueblo
Los parques como los circos, recorrían los pueblos y ciudades, eran la diversión de chicos y grandes antes de la aparición de la televisión.
Su estancia era diez días aproximadamente, según el éxito y la respuesta del público.
Tampoco sabíamos que la primera vuelta al mundo se habilitó por primera vez en la ciudad de Chicago, que quería construir algo que llamara la atención como la Torre Eiffel; pero no lo logró.
En algunos lugares se denomina la “rueda de la fortuna”, o “rueda de la noria”, “rueda moscovita”, y en Chicago “rueda ferris”. Similar a los barcos que trasladan los vagones de ferrocarril en ríos o lagos.
Quizás la vuelta al mundo de los parques sea un homenaje a Pitágoras, que fue el primer griego en afirmar que la tierra es redonda, o al mismo Cristóbal Colón en su viaje descubriendo América.
O tal vez, sea un homenaje a la vida misma en tantos lugares del planeta; en definitiva, la vida es un continuo girar.
Lo que para nosotros era patrimonio exclusivo de los parques de diversiones, en muchísimas ciudades eran íconos de atracción turística.
Una noche aborde un vuelo desde Panamá a Guatemala, que hacía escala en Managua. Al aproximarnos a la capital de Nicaragua, me llamó la atención en medio de las luces de la ciudad, la rueda de la vuelta al mundo con luces amarillas girando sin parar.
Estando en el aeropuerto, mientras bajaban las personas que venían a ese destino y ascendían las que iban al final del viaje, aprecié que la rueda no se detenía, es decir, no subía ni bajaba nadie.
Seguramente estaría en un lugar público como un elemento decorativo.
En el malecón de Guayaquil la rueda es iluminada durante las noches con distintos colores, como si fuesen varias.
Un hombre venía en un lapso de treinta días a observar el giro del artefacto, siempre se sentaba en el mismo banco, con una mirada melancólica. Otro se le acercó y le preguntó:
¿Qué sensación le causaba?
– ¡Tristeza!
– ¡Veníamos todos los fines de semana con mi mujer que se murió hace un mes!
El río Guayas que bordea sus costas guardo silencio.
No siempre es motivo de tristeza, generalmente lo es de alegría, de niños, jóvenes y mayores, que se suben a la rueda sonrientes disfrutando el entretenimiento.
El ser humano busca momentos de esparcimiento, acompañar a los niños de la familia en los juegos, en las salidas grupales, de alegría y gozo.
Los parques de diversiones ya no vienen a los pueblos; los juegos mecánicos están en espacios públicos o concesionados.
Antes los juegos venían hacia nosotros, ahora tenemos que ir a buscarlos en lugares donde la vuelta al mundo es un combo con otras cosas.
Al final de cuentas, “la vuelta al mundo” da vueltas como la vida misma, a diferencia que esta última no para siempre en la misma estación.
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
Querido amigo mi vuelta al mundo está girando normalmente sin parar hasta ahora, espero que siga girando hasta el fin de los tiempos. En cuanto a las vueltas al mundo de las ciudades tenemos una nuevita acá en Camboriu de unos ochenta metros más o menos que esta siendo el furor de los turistas chicos y grandes .Nuevamente termino una semana lleno de alegría por la magia de tu pluma que siempre me sorprende!! Abrazos y exitos de parte de tu incondicional admirador!! LUPIN.
La vuelta al mundo, que gira sin parar, la vida…. transcurre en todos lados x igual.
Me comentaron que hace unos días nomás, habilitaron una muy grande acá cerquita, en Foz do Iguazú.
Como siempre, muy bueno, amigo. Narrativa corta que incluye reflexión sobre nuestro devenir.
Si, en los parques itinerantes eran unos de los principales atractivos, quizás por la adrenalina extra que significaba subirla. No quiero pensar en aquella época cuál habrán Sido las condiciones de seguridad. Hoy no me atrevería a sentarme en una de ellas aunque estuviera detenida. Bueno son las vueltas de la vida las que han hecho que ya hoy no pueda hacer muchas cosas que antes si las podía hacer
Creo que es uno de los recuerdos más interesantes de nuestra niñez, cerca de mi casa de Niña venían parques a media cuadra por que había una manzana entera casi vacía…era lo más, escuchar la música a toda marcha en las tardes cuando comenzaba sus funciones y allí estaba ella, con su imponente altura , no era tanta en esos tiempos, pero para nosotros era gigantesca. Ir a la vuelta al mundo era todo un sueño de aventuras cumplido. Era como recordar la vuelta al mundo de Julio Verne en 80 días…pero nosotros vivíamos todo eso en unos minutos… Gracias por traerlo a nuestro recuerdo y hacernos pensar en que la vida todavía rueda para nosotros…
Hola amigo Ramón, cómo no voy recordar, la primera vez que subí a ” la vuelta al mundo” fue en la primer fiesta de la yerba mate en Apóstoles, allá por el año 1967, despues de esa no recuerdo haber subido, siempre le tuve miedo a la seguridad de los parques intinerantes, ya que contrataban changarines para armar el parque, obvio que para esas máquinas serían los técnicos los que pondrían en funcionamiento.
Si le acuerdo de “Italpark” el de la “Ciudad deportiva de la Boca” del aue tambien estuve, años AA.
Abrazos amigo, tus escritos nos traen recuerdos hermosos de años ya idos.