BARRIO VEINTIOCHO PUÑALADAS.


BARRIO VEINTIOCHO PUÑALADAS.
Cuando el tren General Urquiza era el principal medio de transporte a Buenos Aires; la estación y la ciudad de Concordia, eran las más importantes del trayecto. Además se convirtió en la capital de la Fiesta Nacional de la Citricultura, y se destacó por el progreso logrado. Esto permitió el aumento de la población y la convirtió en la segunda ciudad de la provincia de Entre Ríos
Más tarde, las formaciones de los trenes fueron desapareciendo de a poco con la consecuencia de que las fisonomías, de muchas ciudades y pueblos, cambiaron rotundamente. Incluso, algunos, hoy son pueblos olvidados.
Para Concordia, las consecuencias de ello fueron negativas y actualmente es la ciudad más pobre del país. Según datos del Indec, de Presidencia de la Nación, y estudios socios culturales realizados.
De un total de 170.000 habitantes, 92.000 no llegan a cubrir con sus ingresos las necesidades básicas. Una mirada sesgada, podría llevarnos a la conclusión que la provincia de Entre Ríos también ha disminuido su pujanza económica.
Las razones de la actual composición social de esta son varias, podemos citar, por ejemplo; la disminución del empleo público, el aumento del trabajo informal, falta de elementos esenciales como agua potable, servicios de cloacas y viviendas.
Personas que han trabajado en ayuda social, de los barrios carenciados, concluyen que no se puede lograr el progreso de un barrio, asistiendo con un “vaso de leche o un plato de comida”. Es necesario proporcionar “formación, buenos valores y trabajo”.
En Concordia aumentó el “consumo de estupefacientes” y solo 3 de cada 10 chicos, en situación de pobreza y mayores a 18 años, han podido finalizar el colegio secundario.
Las villas entrerrianas o asentamientos populares suelen llevar como nombres, “San Cayetano”, “San José Obrero”, “San Juan”. Referiré en particular, en este relato, uno que fue bautizado, por los mismos residentes, con el nombre de “Barrio veintiocho puñaladas”.
El apelativo proviene de un hecho trágico protagonizado por una señora que mató al marido asestándole 28 puñaladas. Desde entonces los vecinos decidieron por costumbre llamar así al barrio.
Es para destacar también, que el 55 % de los hogares que componen estos barrios carenciados, la jefatura de las familias es ejercida por mujeres.
En el Barrio veintiocho puñaladas viven Malena Gómez, jefa de familia, de apenas 40 años y 5 hijos a cargo. Una de las hijas de nombre Jennifer de 17años de edad, no reniega de su origen, pero quiere marcharse.
Jennifer Gómez es linda, no ha concluido el secundario, pero está empecinada en progresar y salir de la pobreza. Empezó a relacionarse con chicos de su edad, pero de distinto nivel social. En esas idas y vueltas, amorosa curtió una relación con Agustín López Pintado, hijo de un estanciero, que reside, la mitad del tiempo en el campo y el resto en el centro de la ciudad.
Cuando le preguntan dónde vive, no tiene reparos en decir” en la villa”, a 50 metros de la entrada principal, luego de las zapatillas colgadas al cable de energía eléctrica. ¡Que todos saben lo que significa! pero por los códigos de convivencia, callan.
Jennifer es ambiciosa, dice que algún día terminará los estudios; y, si puede, comenzará una carrera universitaria. La historia dirá si lo logra.
El novio la ayuda económicamente y ella, a su vez, le entrega dinero a Malena que adquiere alimentos para la familia. La madre de la joven, mantiene una relación tóxica con un muchacho menor que ella.
— ¡Cuida el dinero, no lo tires en cheva y merca, porque no te traigo más! – dice Jennifer a su madre
– ¡No le eches la culpa a los demás, de tus propios errores!–continúa
Los padres de Agustín no estaban muy convencidos de la relación del hijo con la piba del Barrio veintiocho puñaladas. Igualmente él la llevó a la casa de los viejos. Allí, con solvencia, explico que “en la villa no son todos vagos, borrachos o faloperos”. Hay gente que labura y muchas veces no progresa por falta de oportunidades.
Los 18 años de la chica de la villa, a instancia de Agustín, se celebraron en el Salón de Fiestas más top de Concordia, con amigos, la madre y los hermanos de la cumpleañera.
Jennifer agradeció al novio el gesto de festejar el cumpleaños, pero le aclaró que quería que su familia también estuviese. Eso habla bien de ella.
Jennifer y Agustín comenzaron a convivir en el departamento del centro de Concordia. Abandonó el barrio carenciado, en forma esporádica concurría a visitar a su familia, a quienes los instaba a no permanecer con los brazos cruzados ante la desgracia.
El amor de Agustín y Jennifer podría concluir en cualquier momento, pero ella la tenía clara.
No pensaba regresar de donde salió.
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
La historia de miles de jóvenes Argentinos descripta con maestría.
La falta de oportunidades algo que nuestros políticos aprovechan a su favor y la miseria en la que hundió a nuestro país el famoso plan Larking ideado por los norteamericanos para desmantelar nuestro tren; que en ese momento era de los más extensos en América.
No sé si esta historia es verídica o no (me refiero a la parte del noviazgo del pibe rico con la chica pobre), pero ojalá se diera más veces en la realidad.
La descripción del lugar y personajes, descritas con maestría, de la pluma de su autor, nos traslada imaginariamente. Describiendo una triste realidad, de muchos pueblos y ciudades de nuestro país.
El amor como salvoconducto para ser rescatada de la miseria. Muy común – y una loteria- cómo en cualquier relación . Lo que si pone de relieve el autor es el espíritu de superación de la chica, meritocracia – hoy mala palabra- esa inquietud de algunas voluntades de superarse pese a las desventajas de su contexto. Tendría que ser el modelo a seguir , la verdadera senda de superación.
Es verdad, no todos tienen las mismas oportunidades, también quizás hay amor pero, Jennifer intenta sobrevivir y salir de un lugar al que nadie quiere pertenecer.
Yo me crié en la 28. Amo a mi barrio. Estudié, tengo un trabajo y vivo sin ningún tipo de problemas en el mismo lugar de siempre. Me consta que hay inseguridad y pobreza como también mucha mucha buena gente y trabajadora. También hay muchos niños sanos y educados que mantienen esa escencia de barrio que es jugar en la calle, las familias tomando mate afuera de su casa. Espero que entre todos los vecinos podamos mejorar el barrio para que nuestros hijos crezcan en un buen ambiente y con posibilidades de progreso.