ÁLBUM DE FIGURITAS.


ÁLBUM DE FIGURITAS.
Suele decirse que “hobbie” es una actividad o pasatiempo favorito que las personas practican en sus ratos de ocio. Esta actividad suele convertirse en un vicio saludable que nos lleva a apasionarnos para ampliarlo al máximo; e incluso invertir dinero en él. Los coleccionistas de estampillas, billetes de distintos países, mariposas multicolores, pueden incluso viajar a lugares distantes para obtener esas piezas que tanto aprecian.
Cuando no existía el “marketing”, ni los derechos de “imágenes”, los comerciantes creativos inventaron un gran negocio pensando precisamente en los hobbies de las personas.
En esa línea de razonamiento, aparecieron los famosos “álbumes de figuritas” de jugadores de fútbol profesional. La revista “Fulbito” era una de las promotoras de ese juego y negocio apasionante.
Tenías que comprar el álbum y completar las figuritas de todos los equipos. Los kioskos vendían en un sobre cerrado cinco o seis que se descubrían en la apertura. ¡Se vendían como “caramelo”!
Aunque parezca mentira el premio por el álbum completo era “una pelota de fútbol” número cinco; que no estaba al alcance de cualquiera; había pocas y caras.
Conseguir las figuritas era fácil pero una de ellas difícil o imposible de obtener. La gurisada pegaba las figuritas con engrudo o con cola y se ilusionaba con llenar todo e ir en busca de la ansiada pelota.
En más de una oportunidad intercambiaban las figuritas que alguien no tenía por otra de igual dificultad; y, si era alguna un tanto difícil, el trueque era más costoso y requería, como parte de pago, más figuritas comunes. Los chicos solían hacerse los desinteresados en los cambios para que el poseedor de la buscada no advirtiera el valor real de la que poseía.
Como el negocio era vender figuritas repetidas, los muchachos iban a comprar a otros negocios, pensando ingenuamente que allí estaba la difícil. Cada cual tenía muchas figuritas repetidas y así comenzaron los juegos con ellas y así nació, “el arrime”, “la tapadita”, “el espejito” y “el cielito”, que podría extenderse en una tarde completa dependiendo de la suerte del jugador.
– ¡A mí me faltan cuatro para completar el álbum!
– ¡Yo tengo dos de esas, pero te cambio por cincuenta cada una!
– ¡Dale, ya solo me faltan dos! -responde el niño.
Si eran varios los chicos del hogar, era común la existencia de más de un álbum, porque se ilusionaban con las fáciles y la colección crecía.
Con mucha razón suele decirse que la inocencia de los niños no tiene precio. Que no se compra ni se vende y hay que valorarla, apreciarla y disfrutarla todos los días. Esa inteligencia emocional era manejada por nuestros padres, que también creían en esa magia mostrada de modo genuino y natural.
– ¡Ya vas a completar el álbum! -nos decían.
Nosotros no sabíamos cuántas figuritas “difíciles” se habían hecho, creíamos sanamente que la suerte estaría de nuestro lado.
Como no podía ser de otra manera, yo también formé parte de esta época y por supuesto coleccionaba figuritas. En mi álbum faltó la difícil, la de Juan Carlos Puntorero, el jugador de fútbol de las divisiones inferiores de River y que, sin haber debutado en primera, fue vendido a Atlanta como parte de pago por la transferencia de Luis Artime y Mario Griguol-el hermano de Timoteo-.
Como no recordarlo a Puntorero que poco tiempo después jugó en Chacarita. Le llamaban “Manija”. Era la manija que necesitábamos para ganar la pelota número cinco. La manija que escaseaba.
Mientras esperaba la que me faltaba, jugaba a “la tapadita” con las rodillas apoyadas en el suelo. Las tiraba con efecto para que, al golpear en la pared, puedan tapar a las que se encontraban en el piso.
El o los creadores del juego lo habrán patentado con algún reglamento para cubrirse de cualquier cuestionamiento respecto a la escasa o casi nula posibilidad de ganar. Nuestros padres entendieron que se trataba de un juego, no de una rifa, por eso compraban las figuritas que tanta emoción nos generaba. Ellos también se alegraban cuando les decíamos que teníamos la mayoría y faltaba poco para completar el álbum.
En ese entonces no existían los derechos de imágenes y por lo tanto no necesitaban pedir autorizaciones a los clubes o a los jugadores para publicarlos. En cambio en la actualidad las cosas cambiaron y hoy, Wanda Nara, estaría reclamando a Fulbito o a los dueños del juego una millonaria indemnización por los derechos de imagen de Mauro Icardi; y, más aún, si fuese la figurita difícil.
El tema de las figuritas fue tratado por el escritor Rafael Bitrán en un libro titulado “Malditas difíciles”. Los coleccionistas de antigüedades suelen ofrecer en venta esos álbumes originales; y alguien se los debe comprar.
Actualmente subsisten estos tipos de juegos, con otra tecnología, con otras imágenes y con otros premios, como los juegos de apuestas tan comunes en los deportes. Pero yo prefiero la inocencia de antaño; ese pasatiempo interminable de acostarte pensando que al día siguiente la suerte te traería la figurita imposible. La camaradería sana del cambio con amigos, o con los otros chicos, sin ningún interés de ventajearlo, persiguiendo los mismos sueños.
A mi álbum le siguió faltando la difícil. Cuando terminó el juego lo conservé por un tiempo y después terminé abandonándolo en cualquier lugar. Seguramente el fuego se habrá apropiado de él. Pero rescaté todo lo lindo que me dejó mientras lo iba completando, no tanto por la pelota, sino por el desafío en sí.
Juan Carlos Puntorero, ese álbum, como muchos otros, te siguen esperando.
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
Que
Que hermoso tema y que buenos recuerdos.Con mi hermano Tito llenamos un album y la figurita dificil eran LOS HERMANOS EMILIOZZI.Grandes automovilistas de los 60.Ganamos una pelota de futbol N5.Toda una proeza.
Tuve uno de esos álbumes y buscaba las monedas para comprar los paquetes de figuritas. El paquete tenía figuritas que se pegaban en el álbum y traía unos jugadores de cartón que se armaban y quedaban parados. De unos 10 cm de alto y se formaba el equipo completo de cada club.
No recuerdo cuál era la difícil pero nunca la conseguí…
Luego tuve otro álbum que se llamaba Safari… Todo de animales y lo pude llenar, la difícil: el búfalo… Me dieron de premio una pelota de cuero y se quedaron con mi álbum en el quiosco… Hoy lo recuerdo y me quedó un gusto a poco.
Muy buena evocación de nuestros entretenimientos de la infancia.
Hermoso relato de un sano y competitivo hobbie de aquella época. Recuerdo también el intercambio de revistas, la prolijidad y cuidado que se tenia para su conservación. Abrazo
Hermoso recuerdo de esos días felices de nuestra infancia en un relato impecable. Es una gota de nostalgia que nos conmueve. Gracias, doc.
Estimado Doc. Me lleva a una época dorada, por supuesto sobre una práctica muy común de aquella época y cómo muy bien lo describe, no solo para llenar el álbum sino también como un juego. Recuerdo muy bien las pilas de figuritas en los bolsillos, las muy repetidas y las difíciles. Particularmente recuerdo una colección en la que Pelé era la difícil y otras figuritas cuadradas con figuras de artistas nacionales en esta la difícil eran Los Cinco Latinos. Dormir con el álbum al lado pensando que quizás mañana sería el día bendito que conseguiríamos la difícil, no tenía precio…
Que épocas todos buscábamos las formas de tener un álbum …y después hacer lo imposible por comprar figuritas…y cuánta ilusión por conseguir las difíciles …que creo que con el afán de obtener más se compraba y los creadores más vendían …nos le importaba la gran ilusión de los ingenuos e inocentes pequeños…pero bueno…fueron tiempos de infancias…
Es verdad lo que dice José. Una vez completado el álbum, debías dejarlo en el kiosco como prueba y recién entonces te entregaban la tan ansiada N° 5.
Que hermoso recuerdo. Una división femenino/ masculina bien marcada. Los nenes futbol y carreras de auto, las nenas cuentos de hadas con brillantina. Nunca complete un álbum. Siempre me faltaba una. Y cuando iban visitas a casa les pedía un peso para comprar figuritas.
Genial como lo relatas. Claro y real. Me encantó. Abrazo Amigo del Alma!
Fantástico relato que te transporta a la infancia. Quien no compro figuritas en su niñez? O jugó con ellas. Y solo con la difícil, caminando por distintos barrios, buscándola, como a un amor imposible. Gracias por lo hermoso de ese transporte emocional que tus relatos nos imprimen.
Un relato que nos lleva a nuestra niñez. Yo también tuve ese álbum donde la difícil era Pelé. Tuve otros álbumes pero de más me acuerdo es de ese.
Otro recuerdo de regalo! Los álbumes, recuerdo que venían las figuras en las tapas de gaseosas y era un sacrificio sacarlas enteras, en esa época las tapas eran de metal, no existia las botellas plásticas descartables.
Mi fuerte era la terminal de colectivos en aquel entonces en Alvear y Sarmiento allí mientras esperábamos el colectivo para Azara revolviamos todo buscando las tapitas del álbum del mundial . Luego nos hacíamos amigos del encargado del bar que nos guardaba las tapitas dichosas.