LA ORQUESTA SINFÓNICA DE CAÑADA ROSQUÍN.
No es nuestra intención hacer un repaso histórico de la música en un relato breve, sería además una falta de respeto a la gente que ha investigado con distintos métodos el devenir de la misma. Simplemente es un repaso superficial, bastante sesgado, de los hábitos, costumbres de los músicos, y principalmente del público.
Los grandes cambios en los estilos musicales han sido siempre criticados por la denominada escuela tradicional, ha pasado con Los Beatles y con casi todos los movimientos reformistas.
Cañada Rosquín es un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe; quizás les resulte familiar porque de allí es León Gieco, también de allí es Horacio Fumero, un músico extraordinario que vive en Barcelona e integro entre otros La Orquesta Sinfónica de Granada. Siendo muy joven creo el grupo “Los Moscos” y León era uno de los integrantes, talvez del grupo le surgió la idea para escribir el tema “Los Orozcos” al intérprete de “Solo le pido a Dios”.
Hace un tiempo la música era asociada a la orquesta, y esta con el baile, que eran en definitiva el acontecimiento social donde la población disfrutaba de la fiesta, se conocía y se enamoraba. Muchas y muchos recordarán que en tal baile, conocieron a su amor pasajero o de toda la vida.
Hay interpretes que han perdurado en el gusto popular y el éxito. Frank Sinatra, el icono de la canción norteamericana se retiró de los shows y continuaba cantando en los hoteles de Las Vegas. En la Argentina, Mariano Mores y su orquesta típica, actuaba en Buenos Aires y en el interior del país.
La revolución tecnológica cambio la forma de consumir música. Tanto la influencia como el poder de la música anterior a internet se fundamentaba en el control de la distribución física. Internet lo ha vuelto irrelevante, las compañías tuvieron que rediseñarse para sobrevivir; quedaron atrás los discos de vinilo, incluso los CD y las plataformas virtuales acapararon el consumo masivo por parte del público. Ese cambio de paradigmas impulso a los músicos consagrados a realizar giras mundiales para recaudar sumas millonarias.
En los sectores juveniles la preferencia hacía los intérpretes ingleses fue notable. Dua Lipa se convirtió en la estrella del “pop” al mejor estilo de Madonna, mucho más joven, aunque Madonna como Nacha Guevara no envejece nunca. Mucha gente para ver el show de la artista británica adquirió la entrada con un año de anticipación.
Ed Sheeran con su aspecto angelical y voz romántica ha permanecido en la fama. Con la gira mundial “Divide” desde 2017 hasta el 2019 recaudó 780 millones de dólares, algo totalmente impensado para cualquier músico de otra época.
En estos días el grupo de rock “Coldplay” tiene vendidas todas las entradas para diez recitales en la cancha de River. Un millón de personas viendo el espectáculo y una fortuna en la recaudación. Para bancar todo esto se creó el dólar “Coldplay”, similar al valor del llamado “dólar soja”.
Chris Martin, el cantante también interpreta un “rock alternativo”, algo así como el chamamé fusión de nuestro Chango Spaciuk, y se auto titula “activista social”; le habló al público agradeciendo que pese a las dificultades económicas vinieron al ver el show, tenía una bandera argentina en la cintura. Rod Steward se puso una camiseta de la selección argentina y pateaba una pelota gigante al público.
Ante tanto cambio no está mal echarle una mirada al pasado. La tradicional prueba ciclística “El giro de Italia”, por ejemplo, se desarrolla desde Budapest, Hungría y concluye en Verona. En el Arena de Verona, ese complejo al mejor estilo de un anfiteatro romano. Allí en el año 1913 se presentó la famosa Ópera “Aída”, en el centésimo aniversario del nacimiento de su creador Giuseppe Verdi. Hace más de cien años la música era ya un espectáculo extraordinario.
En síntesis, por encima del tiempo, las costumbres, los idiomas, la música será mala o buena, pero siempre va ser imprescindible.
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
3 respuestas
Todo un tema, dijo el dj, 😂 la música siempre nos transporta. La escuchamos si estamos tristes o alegres, si vamos a dormir o si hacemos ejercicio. La música tiene esa magia que tienen los buenos libros y es compañía perfecta en todo momento.
SOY UN FANÁTICO DE LA MÚSICA, AUNQUE FUI CAMBIANDO DE ESTILO SEGÚN PASABA EL TIEMPO .HOY ESTOY APEGADO A LA MUSICA BRASILEÑA, ME ENCANTA EL SAMBA QUE HACE BAILAR HASTA LAS PIEDRAS .Y SI QUERIDOS AMIGOS ,QUE SERÍAMOS SIN LA MUSICA . TAMBIÉN TENGO QUE DECIR QUE CON LA HERMOSA MUJER QUE ME ACOMPAÑA HACE CASI CINCUENTA AÑOS LE E TERMINADO DE ENAMORAR EN ” TEQUILA ” BILICHE BAILABLE DE NUESTRA ÉPOCA. BUENO POR AQUÍ ME QUEDO. SALUDOS A TODOS. LIPIN .
La música, un bien intangible, nos acerca al terreno espiritual de alguna forma, por más que no creamos en nada. Me gusta ésta breve reseña del autor, bien lograda.