LA UNIVERSIDAD DE LA YECA.

Plaza Emilio Mitre- Ingeniero Maschwitz-Estas imágenes pueden estar sujetas a derecho de autor.

LA UNIVERSIDAD DE LA YECA.

Cuando nos preguntamos que no enseña la calle, estamos haciendo referencia a esa experiencia que nos da la ida, en todas las relaciones del trajín diario con cosas y personas desconocidas, ese contacto de modo directo con el mundo exterior.

 Lorenzo Orellano, “el Cholo”, nació en Ingeniero Maschwitz, en la provincia de Buenos Aires. Era hijo de esos provincianos que vinieron del interior para trabajar en la capital; con el tiempo se compraron un terreno en la provincia despoblada y con la ayuda de otros vecinos, fueron construyendo los fines de semana sus viviendas.

El Cholo y sus cuatro hermanos se criaron en la provincia cuando esta no era lo que hoy es el conurbano bonaerense. Iban a la escuela primaria en la zona y en tren o en bondi cuando se desplazaban a la capital.

 Los hermanos crecieron y se independizaron de sus padres que ya vivían en forma permanente en Maschwitz. Lorenzo abandono en segundo año el secundario y comenzó a laburar de ayudante en un mionca repartidor. A los veinte años inició una unión concubinaria con Rosalía Juárez, “la Tucu”, con quién se conoció como es frecuente en un baile de la zona donde residían.

Lorenzo era un tipo entrador, pícaro, ocurrente, ambicioso, histriónico, bostero a morir, quería cambiar de aire y de vida. Se fueron con la Tucu y sus hijos pequeños, Bernardo, Alejandra y Vicente a vivir a la zona de Caballito. Alquilaron una casa bastante deteriorada y se largó a la aventura.

– ¡No estoy para el rioba! -exclamaba.

. ¡Mira que la yeca no te regala nada! -le contesto su compañera.

– ¡No voy a perder el tiempo en la escuela, en unos años vas a ver dónde estamos!

Venía los fines de semana a visitar a los viejos y regresaba caminando con su mujer y los hijos para abordar el tren; sus viejos conocidos que escabiaban en los bares del camino lo gastaban:

– ¡Se siente, se siente

el Cholo no está presente

quedó preso

por culpa de aquel beso!

De caliente le respondía:

– ¡En banda son guapos, solari no se banca ninguno!

Una tardecita que vino solo, se encontró con “Chuleta”, uno de los que le insultaba, lo encaró de prepo y lo invito a pelear, tiro unas trompadas y también recibió, la yeca le estaba enseñando.

 Estando en Caballito se independizó y le alquiló a un conocido un mionca viejo para laburar por su cuenta, de esa forma la ganancia era mayor y metía algunos curros en los repartos. Si eran edificios de departamentos, el costo era mayor según la cantidad de pisos que debía trasladar las mercaderías o electrodomésticos a las personas que contrataban su servicio. Su ambición le indicaba que debía tener un transporte propio para hacer los fletes así se ahorraba el alquiler.

 Consiguió uno con algunos años de uso, pero el motor todavía tiraba. Empezó a repartir tarjetas con el nombre de su propia empresa a la que denominó “Fletes Horizonte”. En la yeca pasaba su vida, llevando y trayendo mercaderías.

Le decía a la Tucu:

– ¡Tener que ser vivo ir hacia dónde va el viento, nunca en contra!

Se relaciono con distintas personas, algunas decentes otra no tanto, pero Orellano pensaba que todos les servían. Como bostero de alma iba los domingos a la cancha y se hizo amigo de unos secuaces de el “Abuelo”; el líder de la barra brava, con quién conseguía pases para ingresar gratis al estadio, lo que es tener yeca pensaba.

En su ambición personal dejo de lado los códigos y donde veía que los recepcionistas de las mercaderías eran confiados, dejaba un cajón en la carrocería del mionca, que a veces le llevaba de obsequio a la yuta del barrio para sacar alguna ventaja. Le pidió una tarjeta al Comisario y la exhibía, haciéndose pasar por amigo, en los distintos controles callejeros, ya sea de bromatología o de la documentación del transporte.

 Comenzó a juntarse los jueves por la noche con unos amigos para comer asados, de su misma generación; dos eran médicos, dos arquitectos, tres comerciantes, dos empleados públicos y Cholo. Hablaban de todo, política, fútbol, mujeres, viajes. Ante el nivel intelectual de sus interlocutores, se justificaba “mandándose la pasión” cuando sabía algo o disculpándose de su falta de oportunidades para estudiar.

Se terminó enganchando con una “percanta” que vivía en un dos ambientes cerca de la avenida Callao, regresaba tarde a su casa, y para que no se sintiera el olor a “perfume barato”, iba antes a un bodegón de mala muerte a cuyo dueño conocía, pedía un café e ingresaba a la cocina para impregnarse del olor a rancio que presentaba el lugar.
 La cancha que creía tener le jugó una mala pasada, cuando un cliente se hizo el sota cuando bajaron la mercadería; le pagó y lo acompaño hasta el mionca.

¿Y ese cajón le interrogó?

– ¡Creo que es de otro cliente! -le contesto.

– ¡Conmigo no te hagas el gil, hace rato veo que venís currando!

Lorenzo se quiso hacer el ofendido, pero el hombre le ordenó que bajara el cajón y en seco lo despacho.

– ¡Perdiste un cliente y voy a hacer correr la bola, que sos un “chorro barato”!

El Cholo intento restarle dramatismo al incidente, pero le vinieron a la mente los consejos de su viejo:

. ¡Mi hijo la ética quizá no te deje dinero, pero con ella podés mirarle a tus hijos en la cara!

 Hizo un balance de su trabajo durante quince años y no había hecho la diferencia económica que calculaba cuando empezó a laburar en forma independiente.

El domingo fua a ver a Boca y perdió con un equipo chico, lo tomó como una señal.

 El lunes regreso temprano ante la sorpresa de su familia, trato de disimular su desilusión y habló con Bernardo, Alejandra y Vicente.

– ¡Hijos quiero hablarles con sinceridad, ustedes saben que siempre pensé que la yeca nos enseña todo; no todo, ¡no alcanza con “el chamuyo”! Ustedes son adolescentes, no repitan mi error, estudien.

Los cinco se levantaron de sus sillas y se confundieron en un abrazo intenso.

Ramón Claudio Chávez.

www.ideasdelnorte.com.ar

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7 respuestas

  1. A veces, la sabiduría te llega tarde, prácticamente se convierte en una mochila con la que no sabes que hacer, estás de vuelta de todo…pero no te sirve de nada, porque en realidad te queda poco. Para colmo es instranferible: a los consejos los hijos, los toman o los dejan – con todo derecho, es su vida- en este, usted Doc. se apiadó de la realidad y a Lorenzo le dió una oportunidad, con sus hijos y con la vida. Los atajos suelen ser caminos muy largos, lamentablemente no siempre

  2. Conmovedor relato, muy bien llevado. Me gustó mucho, ágil y sencillo, con una enseñanza, un mensaje que se tiene en cuenta muchas veces tarde.

  3. La calle… Cuánta enseñanza nos deja! Aquí nuestro amigo se cebó, pensó que las sabia todas y no es así. Cada vez estoy más convencido de la certeza del viejo adagio que dice “el que las hace las paga” , al menos entre clase media, creo que los únicos que zafan son aquellos que son vergüenza alguna se quedan con toda la pasta, cuando el “vuelto” es tan grande que no lo puedes contar.

  4. Coincido en un todo con Cacho.
    Creo que conscientemente quisiste darle un buen final a la historia con eso del abrazo espontáneo de sus hijos, pero lamentablemente la realidad indica que solamente en contadas ocasiones los hijos siguen los consejos de sus padres.

  5. El Buenos Aires de la oportunidad, ya casi paso del todo.Hoy la vida no perdona lejos del estudio, lejos de protocolos de trabajo organizado, hoy la vida no perdona la ignorancia y la vendida de humo…..rapidamente se acaba y pone al desnudo el real nivel que tienes, no el ostentas por izquierda. Y, esta muy bien, ya es tiempo de reconocer MERITOS, si al fin y al cabo, uno es…lo que tiene en la cabeza y la decencia de la familia.Jorge Mario Ovejero Andalgala.Catamarca.

  6. GRAN VERDAD ,EL ESTUDIO ,LA PREPARACIÓN Y EL APRENDIZAJE LO ES TODO EN EL COMIENZO DE UNA VIDA DESENTE Y ORGANIZADA. POR SU PUESTO QUE HAY ESEPCIONES ,CONOSCO GENTE SIN NINGÚN TIPO DE PREPARACIÓN QUE LE FUE MUY BIEN EN LA VIDA Y HOY GOSAN DE UN ESTÁNDAR DE VIDA MÁS QUE BRILLANTE. PERO LO ACONSEJABLE ES ESTUDIAR Y PREPARARSE SIEMPRE …LUPIN.

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