PERDÓN SCALONI.

PERDÓN SCALONI.

El 18 de diciembre la Argentina obtuvo en Qatar la tercera copa mundial de fútbol. Después de la de México 1986, treinta y seis años después.

Así como el de México fue el mundial de Maradona, este fue el de Messi, para sepultar la inevitable grieta de quién es mejor que quién.

Esta consagración que le faltaba al rosarino, opacaba la enorme cantidad de títulos y trofeos que tiene en su vitrina. Debemos reconocer que es injusto valorar la calidad de un jugador por si tiene o no la copa del mundial. Pero es así en el acervo futbolero; el recientemente fallecido Pelé, es indiscutido en Brasil, porque gano tres copas del Mundo, Suecia 1858, Chile 1962 y México 1970.

Nuestro periodismo deportivo se nutre de la polémica, busca rating empujando a los hinchas a creer “que el equipo juega mal y no tiene futuro”. Los técnicos no quedan al margen de estas discusiones, que luego, con el sabor de la victoria cambiamos el discurso y aquí no ha pasado nada.

 Estas discusiones bizantinas no son extrañas en la Argentina, donde un día sos Gardel y al siguiente Lepera. Tanto Bilardo como Scaloni, remaron contra la corriente para ser finalmente reconocidos.

 El descontento popular, fomentado por los medios, jugo un partido aparte antes de la obtención de los dos títulos mundiales. Aunque debemos reconocer que ambos procesos tienen condimentos similares y las situaciones que lo originaron fueron diferentes.

 Bilardo venía del Estudiantes de Zubeldía, el de las mañas, de los alfileres; enfrentados en la grieta de los admiradores de Menotti, enrolados en la versión argentina del “jogo bonito”. Tampoco le ayudo en demasía los resultados deportivos en las eliminatorias clasificándose sobre la hora para ir a México. En medio de ese desorden, el presidente Alfonsín pidió su renuncia, pero Grondona se negó; se dice incluso que para aplacar las críticas hacia el técnico el presidente de AFA convenció a Bilardo para que incluya a Bochini de Independiente y Tapia de Boca. Otras versiones aseguran, que Grondona le prometió a Bochini llevarlo al Mundial en aquél recordado partido de Independiente contra Talleres, cuando los “diablos rojos” empataron jugando con ocho jugadores.

 En medio de las discusiones, apareció Diego Maradona, que nunca le perdonó a Menotti dejarlo fuera del mundial 78 cuando tenía 17 años; y desde Italia afirmo:

– ¡Si tocan a Bilardo, nos vamos todos!

Pese a tener a Maradona en el equipo el público en general descreía que con Bilardo la celeste y blanca iba a alzar la copa.

El Narigón-cabalero como pocos-se tomo el buque con el equipo siendo los primeros en llegar e México, a los jugadores les dijo:

– ¡Muchachos, en la valija pongan un traje y una sábana! El traje lo usamos cuando bajemos del mundial con la Copa. ¡La sábana por si perdemos y tenemos que irnos a vivir a Arabia”!

 A Scaloni le pasó lo mismo, en otro tiempo y con mucho más medios de comunicación.

¿Cómo va ser técnico de la selección del ayudante de campo de Sampaoli responsable del fracaso deportivo de la selección en Rusia 2018?

– ¡Debe venir a cubrir un interinato, para aplacar la retirada del calvo entrenador que pidió buena guita para rescindir el contrato!

– ¡El técnico vive en Málaga, va dirigir la selección por control remoto, y las practicas!

Hasta Diego Armando Maradona opinó:

– ¡Ahora ponen a Scaloni! Scaloni es un gran muchacho, pero no puede dirigir ni el tráfico! –

 El Narigón era obsesivo en muchas cosas, no quería que los jugadores se distraigan festejando los goles convertidos, en una jugada rápida nos empatan. En el tiempo de trabajo en la tierra azteca, fiel a su estilo, diseño un esquema táctico que observado desde la tribuna demostraba que cada jugador cumplía estrictamente el rol asignado.

– ¡Si tienen un problema denle la pelota a Diego! -repetía con insistencia.

 Maradona con su juego superlativo, se convirtió en la estrella del Mundial, y también en referente de la selección argentina.

Muchos de los hinchas presentes en el estadio Azteca repetían la frase “Perdón Bilardo”; en reconocimiento al trabajo del técnico y a su equivocada apreciación anterior.

 Durante mucho tiempo luego del éxito de México, se le reclamaba al seleccionado un nuevo título, esta vez con la presencia de Lionel Messi, pero los logros no llegaron.

 Scaloni no respondió a los agravios, pero entendió que la función de Messi en la selección no era la misma que la de Diego, a pesar de su enorme calidad individual. Primero lo convenció para que regrese y luego hizo una enorme convocatoria de jugadores para decidirse cuales eran los que mejor se adaptaban al sistema de juego y su estrella. Los resultados le fueron ayudando y se percibía un esfuerzo conjunto para que Lío no se quede solo.

A partir de la obtención de la Copa América en el Maracaná fueron menguando las críticas y el cuerpo técnico tuvo mayor libertad para trabajar, incluso para modificar dibujos tácticos durante los partidos, al igual que modificaciones en las alineaciones.

Scaloni o La Scaloneta como lo denominaron entendió el deseo de los hinchas y siempre el equipo tuvo respaldo. Los jugadores, a excepción de Armani, estaban todos en Europa; algunos eran suplentes en sus equipos, pero cuando representaban al país siempre se destacaban.

Hubo algunas coincidencias entre ambas selecciones campeonas, las dos ganaron seis partidos, la de México empato con Italia en Puebla y la de Qatar perdió el primer partido con Arabia Saudita.

Los dos técnicos recurrieron a jugadores que tenían poca participación en las formaciones casi estables. Bilardo reemplazo a Russo por el Negro Enrique y a Olarticochea por Garré. Scaloni reemplazo a Lautaro Martínez por Julián Alvares y a Leandro Paredes por Enzo Fernández, que término siendo la revelación joven de Qatar.

A Bilardo la prensa le pidió perdón, pero se olvidaron de Scaloni.

México fue el mundial de Diego y Qatar de Lionel.

– ¡Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar/quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial! –

– ¡Y ser campeones otra vez!

Ramón Claudio Chávez.

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