LAS HISTORIAS DE PISCULICHI.

PISCULICHI.

LAS AVENTURAS DE PISCULICHI.

En el tema de las “mascotas” hay mucha tela para cortar; y también para contar, dependiendo de la empatía, cariño o afecto que tengan los dueños hacia los animales.

Suele decirse que las personas que poseen perros de gran tamaño o agresividad son dueños de ese mismo carácter. No podemos generalizar allí, aunque puedan existir algunas coincidencias.

Los gatos y las otras mascotas también tienen su librito en cuanto a la relación con los humanos, que explican la convivencia de distintas maneras. Hay personas que afirma con énfasis “tengo tres hijos” y llaman a los animales por su nombre. Ya no dicen “el perro” o “el gato”.

Nosotros tenemos un perro “salchicha” de raza “dachshund”, alargado, de piernas cortas y garras afiladas con muy buen oído y olfato, de color chocolate claro, cuyo nombre es “Pisculichi”.

Convive con él un gato apodado “El Chelo”, que realizo un planteo de porqué el perro tenía apellido y no él. Desde entonces es “El Chelo Cristaldo”; no sabemos si está contento o la exigencia era solo para hacer quilombo.

Pisculichi es alegre, audaz, buen compañero y “avisador” como todos los de su raza cuando ocurre algo fuera de lo común, por ejemplo, la llegada de una persona que no es del entorno familiar. Cuando alguien toca el timbre corre a recibir como si la visita fuese para él.

Especialistas que han estudiado el comportamiento de los animales, afirman que los perros reflejan el nivel de estrés su dueño, y no al revés.

Nuestra mascota no solo se interesa por su alimentación, ha ido adquiriendo en la convivencia modos y costumbres que para el son derechos adquiridos. Esto ha generado charlas que trataré de resumir en las preguntas y respuestas que se describen a continuación; identificando en ellas con la “Y” para quién escribe y con la “P” a Pisculichi.

El perro nunca quiere quedarse solo en la casa: el gato es más independiente. En ocasiones que debió permanecer en soledad se ponía a aullar para llamar la atención de los vecinos, y orinar por cuanto rincón encontrara.

Una mañana salía a realizar unos trámites y escucho que me dice:

¿Adónde vas?

Y). ¡Que te importa!

p). ¡Así, yo estoy pintado acá, si viene alguien pregunta por vos le respondo:

. ¡Que te importa!

Y). ¡Regreso enseguida! Le contesto.

Los animales por ese instinto natural que poseen conocen la hora a la perfección, sobre todo cuando deban realizar una actividad que le cause placer. Todas las tardes a las 18 en el invierno y 19 en el verano comenzaba la denominada vuelta del perro. Una hora antes de la prevista Pisculichi empezaba a reclamar el paseo mirando fijamente el reloj de pared.

Para esto le buscaba a cualquiera de la familia , a mí me insistía con mayor vehemencia.

P). ¿A qué hora vamos a salir o tengo que esperar que termine la película?

Y). ¡Espera un poco no es la hora!

P). ¡Después se hace tarde y vamos a las apuradas!

Desde pequeño lo acostumbramos a realizar el paseo con su cuerda roja, para protegerlo de los animales de mayor volumen, aunque siempre encontraba alguna excusa para buscar camorra.

Los perros tienen una gran tendencia a ser territoriales, por lo que reaccionan de diferentes maneras apenas advierten cualquier perturbación de su espacio vital. Ese instinto de auto-conservación los hace reaccionar de diferentes maneras, generalmente reflejado en sus ladridos.

Los seiscientos u ochocientos metros de su recorrido eran imaginariamente su territorio; además de su cuerda, la bolsita para las heces, y la preparación especial para cualquier acontecimiento o reacción del cachorro con lo que nos deparaba la tarde. Una de ellas nos cruzamos con un dóberman y un pitbull enormes. Cuando esperaba una acción moderada de mi mascota, hace todo lo contrario, luego de que el dóberman casi nos avanza luego de un ladrido.

P) ¡Que les pasa a ustedes entre los dos son guapos! ¡Conmigo no jodan, a mi todos me conocen por Mike Tyson!

Y). ¡Pisculichi, Tyson era un boxeador, ellos pelean con los manos, ustedes pelean con los dientes!

P). ¡No siempre, una ves te escuche a vos decir que en una pelea Tyson le mordió la oreja a otro!

Y). ¡Por eso lo multaron por tres millones de pesos!

P). ¡A mí que me multen con diez millones si quieren, yo no soy Brad Pitt, de donde queres que saque esa plata!

Por suerte el hombre pudo controlar su mastodonte y el incidente no pasó de unas escaramuzas.

P). ¡Me gusta salir con vos a pegar la vuelta, si se arma pelea somos dos!

Y). ¿Queres que me agarre a las piñas con el dueño del dóberman?

P). ¡No que le peguemos entre los dos al perro!

Y). ¡Mira no tenés que pelear con perros más grandes que vos, te van a arrancar la cabeza!

P). ¡Es cierto! ¿Pero quién empezó la riña?

Otra tarde más tranquila me busca parla.

P). ¡Hay viento!

Y). ¡Si que problemas te haces!

P). ¡Yo no, pero vos si, saliste despeinado!

Y). ¡No hay problema!

P). ¿Te acordás cuando yo salía con Sofía?

Y). ¡Si me acuerdo, tuvieron dos cachorros, uno marrón como vos y otro negro como ella!

P). ¡Me quedé con ganas de verla de nuevo!

¿Por dónde andará?

Y). ¡No sé, se habrán cambiado de casa!

P). ¿Vos me comprarías un celular?

Y). ¿Para qué?

P). ¡Para ver si la encuentro en el face!

Y). Uhh. ¿Vamos a preguntarle a los vecinos para saber por dónde anda?

P) ¡Te agradecería!

Una tarde de lluvia se le ocurrió orinar por todas las plantas que encontraba en el camino:

Y): ¿Por qué hoy se te dio por parar en todas las plantas, incluso en la de la vecina, que terminó cortando las flores culpándote a vos de su decisión?

P). ¡La lluvia agudiza mi olfato y advierto donde los perros invaden mi territorio! ¡A la vecina le voy a decir “que no me eche la culpa a mí de lo que también hacen los demás!

COSAS DEL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE.

Ramón Claudio Chávez.

www.ideasdelnorte.com.ar

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7 respuestas

  1. El perro domesticado hace Miles de años se ha convertido en herramienta de trabajo – sobre todo para la cazar- guardian, rescatista, terapista y hasta estrella de cine. Pero en estas últimas décadas irrumpió en los hogares con el estatus de mascota, un rango que significa privilegios, derechos adquiridos y un lugar más como miembro de la familia, a la cual muchas veces condiciona en sus planes y actividades. Nada es gratis, es el precio de los afectos que en el caso de los Canes es superlativo.

  2. en verdad… la sabiduría de ponerle pisculichi al “perro” no???! (folclore futbolístico que le dicen…)jajaja. gran historia Claudio.. ahora tiene que venir la de Cristaldo pa que no se nos enfade por celos el felino (que parece es de carácter difícil) jajaja

  3. Linda historia. Son personas no humanas que nos aleccionan sobre lo importante y lo secundario. Nos ayudan a vivir…y sí, también nos describen.

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