Foto ilustrativa.Telenovela Rolando Rivas Taxista-
TAXI LIBRE.
En todas las ciudades hay historias de taxis y taxistas con las características propias de los lugares y de las personas. Son distintas llenas de color y con ese sabor del público.
Buenos Aires y los techos amarillos, donde conseguir un taxi en las horas pico es una tarea que requiere paciencia y suerte. El pasajero espera en la esquina junto al semáforo; los taxis pasan, pero nadie tiene la banderita de “taxi libre”.
En la ciudad de la furia la licencia de taxis era más cara que el valor del vehículo cero kilómetro; por mucho tiempo fue así, los Uber y remisses minaron su valor.
Los pasajeros del interior que conocen poco la capital y no viajan con frecuencia, utilizan los servicios de taxis para ir desde o hacia Retiro, a los centros médicos, o al aeroparque. El acento del pasajero invita a los choferes inescrupulosos a preguntar:
¿Por dónde lo llevo?
– ¡Por el camino más corto! – Es la respuesta.
El resto es a suerte y verdad.
El siete de marzo de 1972 se estrenó la telenovela “Rolando Rivas Taxista”. La más vista de la televisión argentina.
La obra creada por Alberto Migré y la actuación estelar de Claudio García Satur y Soledad Silveira, acaparaba la atención de la audiencia todos los martes a las 22 horas.
Migré creo un personaje de barrio, taxista, porteño y una historia de amor con una joven de la clase alta (“Mónica Helguera Paz”). El “gancho”: fue inmediato, un lenguaje coloquial, sencillo, en el personaje del “taxista” que se hizo inmensamente popular.
Las escenas de amor eran el condimento apropiado entre “Rolando Rivas y Mónica”, pese a la ficción las chicas del colegio afirmaban:
“¡Los besos son de verdad!”
Los “tacheros” de Buenos Aires escuchan radio porque su larga jornada requiere buena compañía, el tango siempre presente y los programas de la mañana.
Carlos Avalle es escritor, vive en Tortuguitas, en el partido de Islas Malvinas y trabaja de “taxista”. Escribió un libro:
“ -Taxi, fragmentos de vida de un taxista en Buenos Aires-”.
Afirma que el 90 % de los “tacheros” es más bien complicado, con el tino de un filósofo de cafetín, sostiene que se debe a un sentimiento de fracaso, la mayoría de los taxistas son tipos frustrados. Todo el tiempo necesitan demostrar que no lo son. ¿Cómo? Mostrando su inteligencia, dejando en claro que están ahí, pero podrían ser gobernadores.
Pese a ello, el pasajero, dice, lo ningunea permanentemente, como que no pueden creer que el chofer sea un escritor. Cada tanto un viaje en silencio es reparador.
El taxista dice que las melodías son fundamentales en el laburo, el Flaco Spinetta, Chat Baker, Baden Powell, Roberto Goyeneche, Manal y Atahualpa Yupanqui.
Es una profesión de mucho sacrificio, más de diez horas conduciendo en el tránsito caótico; donde en la maniobra imprudente el insulto es moneda corriente; para terminar, agotado el día y arrancar el otro a encontrarse con personas de distintas realidades que a veces se descargan con el que primero encuentran.
Como en “Balada para un loco”:
¡ -Dos medias suelas clavadas en los pies y una banderita de taxi libre en cada mano! –
¿” No ves que va la luna rodando por Callao”?
Por el bajo aparece una bizarreada aurinegra. El chofer de taxi y luz roja que avisa “Taxi libre”, para ir a cualquier parte.
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
8 respuestas
Un oficio con todos los condimentos, especial para un escritor.
Que lindo relato, nos dejaste con ganas de más historias , me dieron ganas de ver rolando rivas taxista cuando se estrenó tenia 6 años y aun me acuerdo de algunas imágenes en blanco y negro y la melodía , taxi libre ya lo se…..
Un importante- servicio y como bien lo señala, los remises atenuaron su gravitación y luego a todos ellos la tecnología los está corriendo con los Uber. El cambio es inexorable, quizás los drones tengan la última palabra
Lindos recuerdos. Hubo un tiempo en que necesité tener dos trabajos. Un amigo era dueño de un taxi en Posadas. Te ofrezco el turno de noche, me dijo.
Y bueno… taxista de noche, poli de día.
Una pincelada de un oficio duro y peligroso. Pero fundamental y necesario.
Los taxis y los *taxistas* fueron siempre el paisaje de los pueblos. Recordamos en Apóstoles, Misiones a Isidro, Kosur, Furman (en polaco significa conductor de carro), los Neves y más viejos Fortunato Gadea y Zajaczkiwski. Pero siempre presentes en la memoria colectiva
Lindo relato. Mostrando la vida al volante de un taxi. Radio encendida, charlas con los pasajeros, atendiendo el tránsito, recorriendo calles hasta la dirección indicada. Hoy tienen la guía de la gallega, esa que dice “recalculando”…
Hoy, casi no uso taxis, solo cuando estoy en BsAs, y muy poco. Las aplicaciones, los han reemplazado. Pero con tu relato me di cuenta que los extraño. Esas conversaciones al llegar a Retiro:
de dónde viene?
De Santa afe.
Rosario?
No!!
Eso era siempre. Explicar que de Sta Fe, Capital….
Gracias por escribir con tanta claridad!!
Tocaste un hermoso tema que me llenan de hermosos recuerdos, pues en mi época de cineasta ocupaba mucho taxi ,y me fuí haciendo de muchos amigos del rubro,Julio Gómez, Ramón Ayala, Rulo Fernández, Victor Fernández,Geneiro , Nevez y don Isidro Sotelo entre otros .Un tipo de ser humano extraordinario que ya no hay igual.Disculpa si me fuí por las ramas.Abrazos Ramón Claudio.