Foto ilustrativa-Crédito Misiones Online.-
HELADA Y SU ABUELA.
Los misioneros vivimos la mayor parte del año con altas temperaturas, estamos rodeados de calor, cortes de luz y mosquitos. Estos últimos que siempre existieron, son ahora motivo de preocupación por eso de las enfermedades tropicales.
Por este motivo podríamos decir que la ropa de invierno suele ser poca, circunscribiéndose a lo indispensable. Una campera y dos pullovers suelen alcanzar para atravesar la estación. Algunos tienen en su guardarropa un tapado para su uso como suele apreciarse en lugares de frío más intenso.
En los últimos años la temporada de nuestro invierno se caracterizó por temperaturas templadas, rara vez descendía a menos de 10 grados.
El invierno crudo que se presentó este año lo hizo sorpresivamente, sin anunciarse y haciéndose el desentendido como el perro que voltea el plato de comida.
El país fue mostrando temperaturas más bajas que las habituales, nosotros creíamos que como en otras ocasiones el clima no sería tan frío. No fue así.
El frío intenso se presentó con “alerta naranja” que se transformó en “alerta roja” ante el pronóstico para la zona de frío con bajas temperaturas, heladas y lluvias.
Los efectos del invierno inmediatamente se hicieron notar en las ciudades; camperas, gorros y bufandas aparecieron por las calles mientras las personas aguardaban el ómnibus para ir a trabajar.
Por las noches, más frío. Los refugios estatales fueron de los que estaban en “situación de calle”, que también fueron ayudados por entidades no gubernamentales o por aquellos que siempre dan una mano al que las necesita.
Los colonos de Andrade tampoco arrugaron, salieron con sus productos a la madrugada para venir a la Feria y se bancaron el viento que cruzaba el tinglado abierto.
Los peones rurales, los tareferos, se guarecieron con lo que podían y fueron a laborar al campo en condiciones adversas. Maestras que enseñan en escuelas rurales alejadas de sus viviendas emprendieron el viaje diario sabiendo que los niños… “no faltan a pesar del frío”. Nuestras escuelas en su mayoría no están diseñadas para un invierno crudo.
Los campos amanecieron blancos por la escarcha, la niebla y los caminos resbaladizos constituyen un riesgo para la circulación de peatones y vehículos.
Aparecen como consecuencia del frío las enfermedades propias de estación, el invierno nos acerca a resfríos, gripes o neumonías; atención médica y cuidados necesarios.
Una buena helada también es necesaria para la agricultura, estas otorgan una humedad necesaria para los cultivos, protegiendo a las plantas de plagas y enfermedades.
Este frío presente obligó a suspender las innumerables dietas para adelgazar, no se puede rechazar un “guiso tropero” con abundante mandioca, “la lenteja”, “el poroto brasileño con carne de cerdo”, aquel “reviro con huevo” y también “el yopará”.
El desayuno y la merienda acompañado de “mbeyu”, “caburé “y “chipa” infaltables en las comidas de la región influenciadas por costumbres guaraníes.
Rosalino y Rosa viven en “La Corita” al fondo, de lejos se aprecia el humo de la chimenea de su casa de madera, en la cocina de leña Rosa prepara el “cocido quemado” y las “tortas fritas” para alegría del hombre de la casa y la gurisada, mientras la tarde se esconde de a poco para que llegue la noche.
Las reuniones de amigos, con mate o café mediante, acercan calor a las relaciones fraternas mientras la temporada invernal hace de las suyas en tiempos alejados del calor.
Muchas personas durante los días del verano y ese calor sofocante, dicen que prefieren los días fríos; aunque sospechamos que no de un modo permanente.
En septiembre comienza la primavera, de allí a prepararse para el verano, quedarán en el recuerdo estas “heladas y su abuela”, para encontrarnos con el calor, los cortes de luz y los mosquitos…
Pero esa, es otra historia. –
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
5 respuestas
Me encantó Claudio, siempre con tu escritura impecable, haces añorar y viajar a tantos viejos tiempos. Muy lindo escrito .
El Autor describe con destreza al paisaje objetivo, cargado de una tenue subjetividad poética. Van ya tres semanas y el riguroso tiempo invernal sigue ahí, poniendo a prueba el espíritu de todos aquellos que deben ir a sus tareas. Es bueno que las estaciones estén marcadas nitidamente, pero…
Frío y la c…. de su abuela, diría yo.
Que bonito! Mostrar con palabras las vivencias de un pueblo. La comidas propias de la zona, con sus nombres originarios, las características de la forma de vestir, y el frío que se siente más, porque los poros de la piel no están preparados para fríos y heladas
Expresiones como la que utilizas para el título, me predispuso para leer algo muy interesante. Y así fue. Excelente!! Un abrazo.
Fríos eran los de antes empezaban en mayo heladas y su abuela, como reza el título, 🤣 me acuerdo que para el acto del 25 ya teníamos que ponernos todos los pulloveres que mamá tejiera, siempre eran pocos, el pasto se quiebra al pisar y se congela la tierra, nuestra casa estaba en un lugar muy bajo cerca del arroyo y las temperaturas bajo cero eran corriente durante varios días o semanas enteras. En fin… Fríos eran los de antes.