CHARLAS DE CARPINCHOS.
La tarde de primavera a pleno en el Parque Nacional del Iberá, el silencio propio del espacio es interrumpido por el sonido de las aves, el carraspeo de benteveos, canto de loros guacamayos, alguna garza que levanta vuelo y los carpinchos atareados con el pasto.
Las aves y animales tienen a su favor la “prohibición absoluta” de caza por lo que no deben tomar recaudos para ocultarse o alejarse de los cazadores.
La gran cantidad de “carpinchos” que se mueven a sus anchas en el parque; algunos como elenco estable y otros como pasajeros de medio tiempo que vienen y van por otros lugares, incluso en la geografía del Parque Provincial donde se mezclan con otros animales, vacas o búfalos de las estancias lindantes.
En el Parque Nacional se conocieron “Ceferino” y “Capibara”, dos carpinchos de regular porte que además del pastoreo compartían charlas sobre distintos aspectos de su vida.
– “¿Cuánto hace que estás aquí “Ceferino””?
– “¡Como nueve (9) meses!”. “¿Y vos…?”.
– “¡Yo, hace seis (6) meses, me contrató Nación…, pero estoy recomendado por la Provincia de Corrientes!”-
Haciendo gala de vanidades los dos carpinchos se jactaban de un pasado repleto de anécdotas en el campo; en los esteros y también en las ciudades.
“Capibara” era de Caá Catí y “Ceferino” de San Cosme. Ambos buscaban un lugar para vivir la vida y el parque les pareció el más seguro.
“Capibara “era el más extrovertido de los dos, se jactaba de “tener calle” y de haber recorrido distintos lugares.
“Ceferino” era más calmo y desconfiaba de algunas historias que le contaba su amigo.
– “¡Una vez estando en Caá Catí , vino “el Nicasio” preguntándome si quería ir a la peregrinación a la Virgen de Itatí que salía desde San Luis del Palmar, en un grupo que iba a caballo y en carretas!”.
– “¡Salimos el 13 de Julio para estar el 16 en la “celebración de la virgen”! Yo iba en una carreta, comenta “Capibara”, ¡junto a tres perros de los peregrinos!”.
– “¡“Nicasio” me decía “yaguá”. ¡Cuando los perros me preguntaban por qué no ladraba, les contestaba que era “de raza” y no nos gustaba ladrar!”.
– “¡Anduvimos por la plaza de Itatí, por la basílica rezando a la virgen y en guitarreadas nocturnas con personas de distintos lugares! ¡El sábado estábamos por regresar y le aviso a “Nicasio” que me iba a Posadas para visitar a una amiga!”.
– “¡Desde la estación de servicio de la ruta me subí a un “Crucero del Norte “con destino a la capital de la provincia de Misiones! ¡” La Yenny” andaba por allá y según comentarios iba a bailar los sábados a la “La Pista 622”!”.
“Ceferino” lo miraba asombrado y el otro le decía que a “la Yenny” la conocía de Caá Catí, que tuvieron una “aproximación” antes que ella cambiara el lugar donde vivía.
– “¡Yo no me quiero exponer demasiado!”, dice “Ceferino”.
– “¡La otra vez andaba cerca de la Ruta 12 por la zona de Ituzaingó y me encuentro con tres (3) personas con escopeta, era de noche, tenían linternas! Ante el peligro me zambullí en la aguada y me oculté en unos camalotes. Estuve cerca de ser “milanesa o empanadas de carpincho”. “¡Está prohibida la caza, pero hay poco control!”.
“Capibara” continuaba con su histrionismo mientras su amigo lo escuchaba recostado en la hierba con las patas cruzadas.
“¡Yo tenía un carné que me dio la provincia y decía:
“Especie protegida-Patrimonio Provincial”-con foto incluida-.
Con ese entraba gratis a cualquier evento deportivo, cines, bailes, pero era para Corrientes; en Misiones no me servía.
Tuve que pagar la entrada en el “622”. Linda estaba “la Yenny”, con short y una campera roja para protegerse del frío, ¡se sorprendió cuando me vio!”.
– “¡Ehh Corrientes qué andas haciendo por la “tierra colorada”!” Exclamó.
– “Copa viene, copa va, nos trenzamos en el baile hasta que tocaron:
“¡De Caá-catí a Mburucuya más de quince leguas hay que atravesar…!”
– “¡A la salida la Brigada me quiso llevar preso por provocar desórdenes! Lo único que hice fue gritar un buen “sapucay”. Rajé para el lado de “La Tablita” y me metí al río. Allí no me iban a encontrar. ¡No me pude despedir de “la Yenny” pero hermosa noche pasamos!”.
La noche los sorprendió en la charla. Vamos a descansar Se dijeron.
– “¡Estamos mejor en el parque, tenemos seguridad y comida! ¡Nos joden un poco “los puebleros cholulos” que quieren sacarse fotos con nosotros!”.
– “¡Por eso sonreímos…!”.
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6 respuestas
La imaginación aparece en un diálogo surrealista que se sitúa en un entorno de mágico verdor, propio de la tierra de suave belleza correntina.
Bueno, me hizo sonreír Claudio! Que historia se mandó, así como Landriscina tuvo su Tararira de patio usted saca a pasear en carreta un carpincho junto a los perros en una charla de lo más loca recordando tradiciones y puntos de encuentro! Felicitaciones!
Empiezo el domingo con una sonrisa al leer tu relato. Mientras tomo unos mates y pienso en que ponerme para ir a un asado de festejos de los 100 años de una escuela, me digo: si! Es cierto , los animales hablan entre ellos, quizás no tuvieron la torre de Babel y todos tienen el mismo idioma. Y debe existir una razón muy importante para que no puedan hablar con los humanos. Seguro para que no los matemos cuando nos digan esas verdades que no nos gustan….
Tal vez la ciencia alguna vez descubra lo que dicen, de que hablan los animales…viste que Brian Weis, sacó a la luz cuestiones de las vidas pasadas, que no las imaginábamos ni por casualidad…
No sé, cuando se pueda conocer el lenguaje de los animales, seguro este relato será tenido en cuenta, cómo los cuentos de Julio Verne.
Por hoy lo importante es que me diste un lindo domingo, me encantó!!
Jajaja…no van a joder con ese carpincho!
Sólo le faltó conocer a la Raela jajaja
Graciosa la fábula Doc! Un merecido homenaje a estos animales que son muy sociables. Raro que ninguno de ellos haya hecho mención a alguna parentela en Nordelta.
Jajaja lo contrató Nación jaja más seguro… muy bueno!