EL PAYASO DE CHICLAYO.

Imagen de Facebook.

EL PAYASO DE CHICLAYO.

Chiclayo es la quinta ciudad más poblada del Perú después de Trujillo, Arequipa, Callao y Lima. De allí es Jesús Orellana.

El lugar es conocido como “ciudad de la amistad”; está ubicada en la costa norte sobre el Océano Pacífico. Orellana ha vivido allí mientras transitaba el secundario para luego trasladarse a la capital a estudiar “Tornería” en la Universidad Tecnológica del Perú.

Un tío suyo, Vicente Zaldívar, lo invitó a la “Academia de Payasos” que existía en la ciudad. Los artistas demostraban sus habilidades en los circos que recorrían el Perú o en los teatros independientes de toda la región. Jesús Orellana era un “payaso de Chiclayo”.

Al concluir los estudios en Lima, tenía como opción quedarse en la capital o retornar a Chiclayo. Su ambición personal de obtener mejores oportunidades laborales, contrastaba con la posibilidad de vivir de ganancias de “arándanos”, “mango” o “caña de azúcar”.
Tenía que decidir en ir a almorzar al Mercado Central de Chiclayo, en “La Cebada de Don Morales” y algunos fines de semana al mar en “la Playa Pimentel”. Amaba esos lugares, pero entendía que el camino debía ser otro.

Muchos amigos se habían ido a probar suerte a Europa, España, Italia y otros a Alemania. La primera opción era la más favorable por el tema del idioma, pero Orellana admiraba la tecnología alemana.

Como cualquier inmigrante que se aleja de “sus quereres”, entendió que el desarraigo era complicado; optó por Alemania y allí por Stuttgart, considerada “la ciudad donde nació el automóvil”. La documentación y un poco de dinero para afrontar los tiempos iniciales, comunicaciones a otros peruanos que iniciaron la aventura con anterioridad, fueron los pasos que debió sortear.

Ya en Stuttgart se sorprendió por el nivel de vida de la ciudad de las grandes marcas, “Mercedes Benz” y “Porsche”, aunque él, como en la canción del asturiano Melendi, “no tenía ni un puto duro”.

Tuvo que vivir en la periferia de la ciudad, los trenes ligeros, tranvías de cable y trenes de cremallera; eran los medios de transporte que utilizaba para ir a un galpón donde se “conchabó” para reparar viejos “Mercedes”. El idioma y la obtención del “Permiso de residencia y Trabajo” en los organismos migratorios llevaron su tiempo, sobre todo el conocimiento del idioma.

Asistía a clases de alemán dictadas por un español para residentes latinos, mientras buscaba por todos los medios establecerse en alguna fábrica de las varias que existían en la ciudad cercana de la Selva Negra. Ese momento de transición era inevitable para establecerse en el mercado laboral.
Mientras tanto gastaba su tiempo libre compartiendo horas con la comunidad latina, hablando de la tierra lejana, de su música y de sus placeres. Hubo tiempo para el amor con una connacional de Trujillo, Janeth Soriano. Suele ocurrir que no se encuentran en el “pago”, pero sí en el extranjero.
Hacía dos (2) años que Janeth estaba en Alemania, primero en Berlín y luego en Stuttgart, que era de su agrado por ser una ciudad con menos habitantes. Ella le fue mostrando las cosas bellas y no tan bellas del destino europeo.

Luego de solucionar el tema de la residencia y la visa de trabajo, Orellana pudo ingresar como “operario” a una fábrica subsidiaria de “Mercedes Benz”, con un ingreso salarial alto comparando con el que podría obtener en el Perú.

Él era alegre y habitualmente optimista, no pensaba quedarse a vivir en Alemania, pero tenía la intención de ahorrar para luego retornar y poder emprender su propio destino comercial.

Recordando su paso por la academia de payasos, comenzó actuando en pequeños sitios “under”, con un amigo italiano, bajo el nombre artístico de “Kanone”, (Carambola en español), para un reducido público generalmente de la comunidad extranjera. La actuación era como una terapia para superar la distancia que la misma sociedad le imponía.

Dos años de trabajo intenso le permitieron conocer la ciudad, su economía y las costumbres de “los teutones” del lugar. El proceso de adaptación a una comunidad distinta a la de su país le costó superar. Extrañaba las comidas, “Tortilla de langaraya”, “el ceviche peruano”, la música andina y canciones como “Cántame” de Susana Baca o la vieja y nueva canción “Contigo Perú”.

No podía negar que laboralmente había logrado una cierta estabilidad con una buena retribución, pero extrañaba su tierra. Janeth se había marchado a Barcelona, mientras él se disfrazaba de payaso.

En el momento de tomar decisiones optó por emprender el regreso. No lo tomó como un fracaso, fue más bien un aprendizaje. Se despidió de sus amigos y el dinero ahorrado le serviría en Perú. Empacó sus maletas y …

– “¡El payaso Carambola regresó a Chiclayo!”.

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7 respuestas

  1. El sueño de todos los migrantes… Aterrizar en algún destino en donde sacrificio mediante pueda progresar . Sacrificios, a veces muy grandes, luego volver a este submundo en el que las economías siempre inestables terminan por quitarle los ahorros.

  2. Emigrar buscando mejores oportunidades, es el destino obligado de muchos jóvenes latinos. Siempre tiene el costo del desarraigo, que para algunos es mucho, incluso si alcanzan el logro de sus anhelos.Algunos queman sus velas y no vuelven más y otros logran retornar a un terruño que ya tampoco es el que dejaron

  3. He visto a muchos latinos en EEUU y me ha sorprendido el nivel de vida que tienen. Tremendas camionetas 4×4 y hermosas casas y lo más sorprendente es que son personas muy jóvenes.

  4. Situaciones comunes a millones de almas buscando algún paraíso perdido. Y a veces, encontrándose con el averno. 👇 breve saga bien contada, con un personaje buscavidas que la va a seguir intentando.-

  5. Es oportuno tu relato y relacionarlo con mis antepasados que emigraron a esta tierra. Siempre se quiere volver al pago. Pero a pesar de que sufrieron mucho no volvieron. Había muchas cosas, no tenían dinero y eran casi todos analfabetos. Valoraron lo poco que tenían y muy amparados en la fe siguieron adelante. Algunos bien otros no tanto. Se hicieron argentinos y recién sus nietos y biznietos emigraron a Europa y otros lugares del Mundo.

  6. Que buen relato! La historia de muchos de nuestros abuelos/as, aunque la mayoría no volvieron. Yo me fui varias veces, con trabajo , pero siempre con la idea de volver. La última fue el año pasado, pero cuando estaba a punto de quedarme por 1 año, me arrepentí y volví a mi ciudad…
    Debe haber muchas historias parecidas, pero el Payaso de tu relato está genial!!

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