LA MUNICH DE TESTIGO.

          LA “MUNICH” DE TESTIGO.

Tanto noviembre como diciembre siempre fueron tiempos de festejos, despedidas, proyectos y balances. Eso ha sido siempre así pese a los cambios de costumbres que aparecieron.

En los colegios secundarios, los actos de colación, de recepción de egresados, ocupan un tiempo de expectativas, ilusiones y también de cierto nerviosismo.

En la década del setenta (70) los actos de colación de la Escuela Normal Mixta Mariano Moreno de Apóstoles-Misiones-Argentina-; se realizaban en el mismo patio del establecimiento, bajo la atenta mirada de su director Don Tiburcio “Tito” Oliva. La solemnidad de la ceremonia concluía casi siempre con la emoción y lágrimas de los alumnos por haber terminado los estudios.

En uno de esos tantos actos, los alumnos de un 5to.año trataron de cambiar las emociones por alegrías. Algo de indisciplina y sonrisas acompañaron la ceremonia. Una profesora intentó llamar la atención por el comportamiento y los alumnos le respondieron:
– “¡Profe, nos estamos yendo!”.

Todo concluyó como estaba previsto; la entrega de los certificados, fotos y aplausos de los presentes. El director exultante.

El clima festivo se extendió a las esquinas de las calles Belgrano y Mitre. Algunos del 5to.año tenían compromisos familiares y otros, planes diversos. Una decena de ellos entendieron que la noche no podía terminar allí. La “Pizzería Múnich” era el sitio ideal para seguir de ronda.

El lugar era un tradicional punto de encuentro de la ciudad, frente a la Plaza Sarmiento y el Colegio “La Inmaculada”. El siempre cordial dueño, Don Ladislao Hubert y las exquisitas pizzas del mejor pizzero del pueblo, Rulo Bambíl, invitaban a una reunión que pintaba linda.

Los chicos y chicas que terminaban el secundario se quitaron los guardapolvos y se sentaron a las mesas para seguir de festejo. Inmediatamente contagiaron a la pizzería de un momento de algarabía.

Como cada uno se pagaba lo que consumía, hicieron los cálculos previos para pedir pizzas y cervezas; algunas chicas gaseosas.

Por “casualidad” el encuentro coincidió con la llegada del colectivo “Singer” que se dirigía a Buenos Aires, los ómnibus siempre se detenían allí para que los pasajeros cenaran o fueran a los sanitarios.

Los egresados eran ya una banda descontrolada, empezaron con los cánticos:
– “¡No nos fuimos a Bariloche,
  Ni siquiera tenemos coche,
 pero en “La Múnich” esta noche
es todo fiesta y derroche!”.

Ó:

– “¡Palo palo palo palo bonito eh
   eh, eh, eh, palo bonito palo eh
  los bachilleres de la normal

  vinieron esta noche a joder,eh,eh,eh,!”.

En medio de risas los estudiantes empezaron con el “jeteo” a los pasajeros del ómnibus:

– “¿Unas sidras para los egresados?”.

Como por arte de magia llegaron cinco (5) bien frías a la mesa de los jóvenes; al rato cinco (5) más. La noche parecía de carnaval con bengalas y juegos artificiales.
A modo de agradecimiento a la generosidad de los viajeros seguían los cánticos, los brindis por cualquier razón o motivo; los rostros alegres de todos los presentes demostraban que no era una noche cualquiera.

No habían terminado aun cuando uno de los mozos se acercó a la mesa para comunicar que el “pasaje del bondi” dejó pagado para los estudiantes diez (10) botellas más de sidra.

Los vasos sonaban por los brindis y los ojos de los estudiantes brillaban, ya nadie se quería ir, con tanta alegría llenaron de música el local.
Un cerrado aplauso despidió a los viajeros del “Singer” que agradecieron con las manos en alto.
– “¡Buen viaje!”. Se escuchó de los parroquianos.

Hasta la medianoche siguió la fiesta. Un cierre a lo grande para un momento inolvidable.
Al retirarse algunos no sabían para donde quedaba su casa, otros querían que los acompañaran; las chicas…, bien gracias también.
– “¡En el nombre del padre…, del hijo…, del espíritu santo…, AMÉN!”.

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10 respuestas

  1. Me hace acordar al mismo circuito que hacíamos en Posadas también década del 70/80 y terminábamos la noche en la Pizzeria La Gran Vía comiendo entre diez una muzarela con faina

  2. La pizzería “Múnich”… Que lo parió, que recuerdos!!
    No fueron muchas las veces que fui (por no tener guita, obviamente), pero el sabor de sus pizzas es inolvidable para mí.
    En el tiempo que viví en la parroquia, el cura Hugo Mathot, a veces a la noche me decía: “andá a decirle a Hubert que me mande unos chorizos”. Él los hacía en el sartén y aparte un arroz blanco. Un manjar aquellos chorizos.
    Año 1973 fue aquello. La pucha…

  3. Por razones de gusto personal no me agradan las pizzas (en un viaje a Italia no comí pizza) pero viví en Apóstoles dos años de la década del 70 y a pesar del gusto concurría a la “MÚNICH” por ser exclusiva y agradable. Cuando cerró?

  4. Hermoso recuerdo, los tiempos de nuestra adolescencia, también allí se reunían Don Felipe Sena, el Dr Allasia, Don Bona, Layo Hubert y algún invitado más que solían tener para deleitarse escuchando música clásica, con ellos apendi y me aficioné, hacían comentarios sobre la obra, el autor, la musicalizacion y demás, generalmente los viernes de nochecita, un abrazo Claudio y gracias una vez mas

  5. Avivar la memoria y los recuerdos en una pintoresca síntesis en el lienzo de esos años, cuando la vida, era sólo una promesa. Fue allí mi primer cita con la que fue la madre de mis hijos. Comimos empanadas “de piernas abiertas” y el mozo, Juan Manuel Alvez, que luego, siendo docentes, trabajamos juntos.

  6. Bueno mucho más allá en el calendario, cerca de ’78 debió ser, pero alcancé a probar los helados de ese lugar, creo que la pizzería ya no existía.
    Que fiestas aquellas sin muchos gastos y con sobrada alegría.
    Hoy una fiesta de egresados se programa 18 meses antes y cuesta una fortuna.

  7. Si bien yo no vivi aquí en esa época, que bueno que salga al rescate de esos momentos Doc. Tanto para los que vivieron esa época, como para las nuevas generaciones: que mañana seguramente querrán saber cómo era esa época de antaño que hizo tan feliz a sus padres.

  8. Nuevamente un relato extraordinario de nuestra época, muchas de ésas vivencias y aventuras no las pude vivir, pues a ésa hora estaba en el cine rex trabajando.Pero toda la semana disfrutábamos de los riquísimos galetos que en ésa época Hera lo mejor que había en Apóstoles.Gracias por refrescar nuestras memorias Ramón Claudio.

  9. Excelente descripción de la vida de estudiantes de esa época. Creo la vicedirectora era dña Elena Bernal. La Munich era un lugar hermoso para saborear ricas pizzas ( el que tenía plata), en mi caso nos sentabamos en los canteros de enfrente a mirar pasear las chicas.

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