EL ESQUEMA PONZI.

Libreta de la Caja Nacional de Ahorro Postal.

       EL ESQUEMA PONZI.

En los años sesenta (60), los niños de las escuelas primarias ahorraban dinero en la Caja Nacional de Ahorro Postal. Además de fomentar el ahorro, la libreta de ahorro escolar educaba a los niños sobre la importancia del dinero y el valor del trabajo.

Los alumnos compraban estampillas en el Correo Argentino. Luego pegaban las mismas en la libreta de ahorro. Que se firmaban y sellaban. El importe crecía con el transcurso de los meses.

La firma y el sello, aunque quizás desconocían, era como si firmaran un cheque. Las charlas sobre el monto invertido en el ahorro era un tema de conversación permanente.

En los hogares observaban la libreta de ahorro y soñaban con más estampillas para poder adquirir un bien de valor.

El progreso económico es un objetivo permanente en el ser humano. Desde las personas más acaudaladas hasta las más humilde. No siempre ese camino se produce.
La revolución industrial primero, las entidades financieras después, modificaron el transcurrir de las finanzas. De a poco, ese denominado ahorro familiar fue mutando hacia nuevos esquemas que la evolución exigía.

Como era de suponer, aparecieron los vivos de siempre, esos que especulan con la necesidad de la gente, sin ningún escrúpulo se quedan con su dinero ofreciendo ganancias importantes, para después dejarlos “sin plata y sin ganancias”.

En 1919, un estafador italiano llamado Carlo Ponzi creó en Estados Unidos a través de una pantalla una “estafa piramidal”. Ponzi le pedía dinero a la gente para “comprar cupones postales internacionales”, con promesas de ganancias del cincuenta (50%) a los cuarenta y cinco (45) días y del cien (100%) a los tres (3) meses. La “estafa piramidal” consistía en pagarle a los primeros inversores con el dinero de los últimos aportantes, hasta que el procedimiento colapse. De esa manera se hizo millonario y lejos de ser considerado “un estafador”, los políticos en Estados Unidos lo ponían como ejemplo de empresario exitoso.

Los psicólogos destacan en el estafador a una personalidad narcisista, personas de una exagerada percepción de sus capacidades, que utilizan la mentira para engañar al otro sin ningún tipo de remordimiento.

Una investigación de la prensa permitió descubrir que no había conexión en los pagos que tenía que hacer la empresa de Ponzi con los “cupones postales vendidos”. Ese fue el principio del fin.

Ponzi terminó mal, primero la cárcel, luego la deportación y por último la muerte en Brasil. Solo, enfermo y “sin dinero”. El “Esquema Ponzi” perduró.

Las finanzas en tiempos modernos nos llevan a la aparición de otros mecanismos de pagos, distintos al billete físico. El mundo de las “criptomonedas” son un claro ejemplo de ello.

Los inversores en estas plataformas advierten la existencia de riesgos, ante precios volátiles y ganancias importantes. Para invertir en “Bitcoin” o “Ether” se debe realizar en sitios seguros.
Hace aproximadamente un año se supo que un tercio de la población de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires, fue estafada con una operación al “Esquema Ponzi”.

Una empresa, “RainbowEx” y un personaje de novela conocida como “La China” lograron embaucar a muchísimas personas de la ciudad. Utilizaron “criptomonedas” y “plataformas descentralizadas” como gancho para atraer a inversores incautos. Contrataban actores europeos que hablaban en español y realizaban reuniones con los ahorristas quienes creían ser los dueños de un banco y… eran dueños de nada.

Las tecnologías evolucionan, las estafas también, pero los principios básicos detrás de ellas no cambian. El mecanismo subyacente seguía siendo el de un clásico “Esquema Ponzi”.

Los procesos inflacionarios de la era moderna han incidido negativamente en cualquier proceso de ahorro, son los mismos que mataron la ilusión de los niños, que en los años sesenta (60) guardaban su dinero en la libreta de la Caja Nacional de Ahorro Postal.

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