
Cuadro de Wilfrido Tántera.
LAS BAHIANAS DE WILFRIDO.
Wilfrido Tántera era de Gessler, provincia de Santa Fe. En 1974 abordó un tren y al mejor estilo de un “mochilero”, apareció en Apóstoles de casualidad.
Quiso quedar a vivir en el barrio San Martín, al fondo le pareció un buen lugar. Cerca de la cancha de fútbol; el “Maracaná”, así bautizado por los vagos porque era el “más grande del mundo”.
Tántera había estudiado en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires, construyó personalmente su vivienda y desarrolló sus dotes de pintor desde su hogar.
Era un hombre más del barrio, se sentía cómodo con su gente, para difundir su obra artística apelaba a su espíritu aventurero de los viajes.
De a poco la gente del San Martín y de Apóstoles comenzó a dimensionar al artista a través de su obra que comenzó a trascender. Los dibujos llenos de colorido, reflejaban una imagen de un vecino, un carro polaco cargado con “ponchadas de yerba mate”, etc.
La casa de Tántera en el barrio San Martín se fue llenando de cultura, él mismo se encargaba de visitar establecimientos y escuelas para exhibir sus obras e interesar a maestros y alumnos.
Su arte era una invitación a relacionarse con otros pintores locales y de otros lugares, que sin comunicar aparecían por el pueblo, lo visitaban y también salían de gira.
“Jessé”, un pernambucano, se hizo amigo de Wilfrido. Esporádicamente se alojaba en su casa y compartió con él viajes al exterior. Como buen brasileño, “Jessé” amaba el fútbol y el “jogo bonito”. Los sábados por la tarde para jugar se entremezclaba con la gente del lugar en el “Maracaná”. Jugaba con Rulo, Lalo, Ciencia, Polotranca, Encendedor, Brayloski, Nito, Máximo y otros.
La cancha del barrio fue reflejada por Tántera en una de sus obras.
Wilfrido el artista del barrio San Martín, se movilizaba en una bicicleta colorada, con ella se dirigía al centro a realizar compras, pasear y a charlar a la Municipalidad con el intendente Edgardo Vera. A la vuelta por la calle Belgrano circulaba por el medio de la calzada sin importarle que los automovilistas tuviesen que disminuir la velocidad. Disfrutaba de ello.
Anduvo recorriendo Brasil, Perú, Paraguay, Uruguay, Ecuador en colectivos de línea. Pintaba en las plazas y vendía las obras para costear los viajes. Muchos de esos escenarios le sirvieron de inspiración para su arte.
De algunos de esos viajes, Wilfrido trajo consigo a las “bahianas”; las retrató y les dio vuelo para que la gente las recuerde como mejor le parezca.
Muchas veces se fue amparado en su misma bohemia para regresar al pueblo adoptado con placer. Atrás quedó su pueblo natal y su empleo de Banco.
El pintor “semi calvo” se enfermó, murió en Gessler pero regresó a Apóstoles para quedarse como quería para siempre. La escultura de “San Expedito” que él mismo realizó lo acompaña en el “camposanto”.
Su casa la donó al pueblo y la Municipalidad, cual su deseo, lo instituyó como museo. “El Solar de Tántera”. Un aporte para la cultura.
– “¿Dónde quedaron “las bahianas de Wilfrido?”-
La gente dice que en ocasiones aparecen caminando por el Parque Centenario, por La Cruz de los Milagros…, o bailando en unas noches de carnaval interminable.
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8 respuestas
Hermoso recuerdo de Tenntera. Un bohemio. Ay Apóstoles cuánta historia y como se te extraña estando lejos. Excelente narrativa doc.
👇 vivida recordación es un bello homenaje a Wilfrido Tantera, un bohemio recalcitrante , que en cada primavera regalaba jazmines a sus amigas mujeres, que habían comprado sus obras. Su melancólico recuerdo permanece en el pueblo- Apóstoles, que Él adoptó como suyo y en un busto de arenisca qué, lamentablemente se va desdibujando en el boulevard frente s Cultura Municipal, por desidia de los transeúntes…
Este bosquejo de la biografía del pintor a quien solo pude conocer de vista, no hace más que confirmar lo que sospecho. Los artistas están condenados en su destino a un sendero dorado que no pueden eludir, desviarse del mismo sería extinguirse y traicionar las leyes que nos rigen.
Lo conocí el mismo día que llegó a Apóstoles en compañía de otro “barbudo” que lo acompañaba. Compartimos unos días en la parroquia, aunque yo lo miraba desconfiado de reojo, por ser foráneo y pensando que podía pertenecer a “los servicios” jajaja.
Corría el mes de enero del 74. Pasó un buen tiempo antes que nos enteraramos que era un eximio artista plástico.
Que buen recuerdo! Yo tuve la suerte de conocerlo, supe arreglar su bici! En esa época era verde y amarilla, se notaba que él la había pintado con brocha… Era una bicicleta de tipo inglés con freno a varilla, por esos días tenía yo mi trabajo en la bicicletería de Quirós y ahí apareció el artista. Me contó en esa charla muy cortita, que conocía a mis papá y le gustaba los que hacía en madera, lo había conocido de una exposición en un festival de la yerba mate. En fin, un gran tipo.
Buen dia amigo…yo hé recebido este precioso articulo por Violeta Rod. de Apóstoles. Mis felicitaciones por esta esplendida homenage à nuestro querido e grand artista Tântera y también muchisimas gracias por esas preciosas recuerdaciones. Receba un fuertisimo abrazo desde Luxembourg, donde vivo actualmente.
Uh! El Santafesino bohemio, así lo llamaba mi padre. Siempre creí que era de Santa Fe Capital. Lo ví una o dos veces nomás. Lo recuerdo con bigotes. Mi mamá se refería a el como el gringo de la bicicleta. No sabía que era artista y menos lo del museo que está en Apóstoles. En mi próxima visita a la capital de la yerba mate, voy a conocer el museo.
Que bueno tu relato de hoy. Me informe de un personaje genial. Que lindo homenaje le hiciste!
Los artistas viven y perduran por sus obras. Pero más allá de ellas,que bueno está que publicaciones como las de Claudio, nos hagan vivenciar otras facetas de su paso por estos pagos. Hermoso homenaje a un gran artista.