CARA DE GITANA.


CARA DE GITANA.
Nuestro noviazgo con la RAELA estaba lleno de lentejuelas, esas que hacen ruidos, como cuando abrís una puerta y se tocan los vidrios colgantes que adornan la entrada.
Disfrutamos mucho los viajes, las tardes de otoño, los mimos y las miradas positivas que tratábamos de brindarnos hasta en los momentos de dificultades.
Cualquiera de los dos sabíamos que lo mejor era hablar las cosas de frente, aunque puedan ser dolorosas.
El gordo Enrique Omar Dirieu me invitó para ir al boliche un sábado:
– ¡Venís con tu novia si querés, yo invite a dos amigas de El Dorado que están estudiando en el Profesorado Elemental!
La Raela no iba a salir el sábado porqué era el cumpleaños de su viejo, y era costumbre en la familia, que estuviesen todos para esos acontecimientos.
– ¡Si venís solo, haceme la pierna, a las pibas las conozco poco, quiero ver si tengo alguna chance con cualquiera de las dos; pero no quiero hacer de “Lazarillo de Tormes”; llevarlas al boliche para que terminen bailando con cualquiera y yo mirando las luces de la discoteca!
– ¡Yo te banco Omar!
El viernes me cruzo un rato con Raela y ella no deja pasar la oportunidad para enrostrarme:
¿Me imagino que te vas a portar bien?
A las diez y media de la noche del sábado estábamos en “Yara” para disfrutar de la noche, que iba a traer más de una sorpresa.
No eran dos las amigas del gordo, eran tres. Con buena onda una de las chicas me presenta a Giovanna.
– ¡Es una amiga de Buenos Aires que está unos días de paseo por el pueblo!
Era una morocha muy linda, con cara de gitana, cabellos ondulados y mirada penetrante.
Nos acomodamos los cinco, en esas butacas blancas bajas, con una pequeña mesa en el medio, que se usan en los boliches bailables para ganar espacio.
Los dos nos ubicamos en el medio de nuestra compañía, pedimos una ronda de whisky, y divagamos en voz alta sobre lo lindo de la noche y la música que sonaba en el aire.
Omar empezó a bailar música disco con una de las chicas y Giovanna me toma de la mano para llevarme a la pista.
Mientras danzábamos la morocha me miraba intensamente, mientras que el vaivén de su cuerpo era como un balanceo suave de un junco delicado junto al río.
Estuvimos así un rato y nos sentamos los cuatro, nuestra otra amiga permaneció bailando.
Le miré a Omar y me hizo seña con el pulgar para arriba, me tranquilizó porque no lo estaba bancando.
Cuando largaron los lentos la morena me hace un gesto para bailar, no puedo negarme, sería poco caballero.
Su voz en mi oído cascabelea y me dice:
– ¡Negro yo quiero salir con vos, yo sé que qué estas de novio con una piba, pero a mí eso no me importa!
Me abrazó con fuerza, y siento su boca fresca con dulce aroma a yerba buena besándome el cuello.
Como para tratar de zafar, le pregunto:
¿Por qué te interesas en mi sin conocerme?
– ¡Porque me gustas mucho y sé que sos de buena madera!
– ¡Es la primera vez que me ves!
– ¡Yo no soy de equivocarme! me contesta
Seguimos bailando apretados con el sabor de su perfume envolvente.
Nos sentamos, y pido algo más de whisky, nos reímos entre todos de cosas triviales, compartimos ese momento de alegría, mientras Giovanna me tomaba de la mano.
Bailamos de nuevo, mientras la noche avanzaba cómplice en el embrujo, siento latir su pecho y me cargo de remordimiento.
A las cuatro y media invento un pretexto pueril, pero contundente, para irme del boliche y no subirme a ese expreso de madrugada que me llevaba por delante.
Omar Dirieu se dio cuenta; la morena con cara de gitana, me susurra al oído:
– ¡Yo me voy el miércoles, búscame mañana, el lunes, o el martes, quiero verte!
– ¡Dale! -contesto.
Me despido de las chicas del profesorado, la cara de gitana, me regala un beso. Le saludo a Lupin , al Negro Bogado que estaban en el boliche y me dicen:
– ¡Que nochecita Negro!
Al día siguiente estoy con la Raela, me cuenta del cumpleaños y me pregunta:
¿Cómo te fue…?
– ¡Me hiciste falta!
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
La verdad, no le creo mucho al Negro 🤔
Relato impecable. Cuidadoso en las palabras. Respetuoso en la descripción de las actitudes. Si es verdad o no ? No soy nadie para juzgar, solo una lectura que acepta lo que está escrito. Lo demás corre por cuenta del lector/a. Esa es la magia del relato tan bien logrado. Muy bueno!!
Ya estoy contento, aparecio mi favorita….sin ser la protagonista, dejo su impronta.Muy buena LA RAELA.
Muy bueno! La magia de la ficción tiene esa argumentación verosímil que nos transporta a una unida de tiempo y lugar, con sensaciones, emociones, signos, y símbolos. Muy lindo el contexto conflictivo e interesante la tensión que se plantea: entre la fidelidad o no en la pareja con las tentaciones siempre latentes de la noche, los amigos, la juventud…Muy interesante! Gracias!
Hay una omisión deliberada del autor a la respuesta a la Raela, sería una pista de lo que vino después. Y cada lector seguramente sacará sus conclusiones en base a su personalidad y experiencia vital.
Dilemas vitales en amena narrativa. La tentación siempre presente cuando la testosterona bulle.
Que bárbaro doctor… Un conocido mío diría ” Dios da pan a quien no tiene dientes”