LA MISA DE LOS COLONOS.

CARRO TÍPICO DE COLONOS-IMAGEN DE LA WEB-CARLOS MEKEKIUK.

LA MISA DE LOS COLONOS.

El 27 de agosto se celebra la llegada de los “Primeros Colonos” a Apóstoles. Por entonces era la Reducción Jesuítica de San Pedro y San Pablo. Siete familias polacas, siete ucranianas y una italiana, componía ese contingente.

Ese hecho histórico ocurrió en el año 1897 y los inmigrantes recibieron por familia dos lotes de 25 hectáreas a pagar en un lapso de diez años al valor de “un peso por mes”.

El historiador Esteban Esnihur realizo un minucioso trabajo de investigación respecto de la vida de este contingente y de otros, que ya se habían asentado en el lugar. El legado que otorgaron a la zona estos pobladores que llegaron allende los mares, ya es parte de la historia.

El trabajo esforzado que debían realizar diariamente para sembrar y cosechar los productos de la tierra, no fue impedimento para que dejaran de conservar sus costumbres, su idiosincrasia, al igual que su religión. En ocasiones, también, entender la incomprensión de los antiguos vecinos del lugar.

Habrá sido muy duro adaptarse a otro idioma, otra manera de sobrevivir, y recordar con nostalgia a los seres queridos que se quedaron lejos, con la incertidumbre de saber si alguna vez en la vida podrían reencontrarse con ellos o no. Hay un viejo dicho popular que dice :“el tiempo cura todas las heridas”.

No fue solo Apóstoles donde se asentaron las colonias. Azara, Garruchos, Concepción de la Sierra, Tres Capones, Las Tunas y Fachinal, también se poblaron de hombres y mujeres de origen eslavo, que vinieron a forjar esa nueva América.

En muchos de esos hogares se seguía hablando el idioma de origen. Algunos niños nacidos en estos pagos no hablaban castellano hasta que ingresaban a la escuela donde la dificultad era doble. Por eso los colonos que poseían alguna enseñanza, debían ayudar a sus hijos en las tareas escolares.

La religión era de suma importancia para los inmigrantes; los descendientes polacos eran por lo general católicos. El catolicismo entró a Polonia en el año 966.

En Posadas, en la avenida Mitre cerca del mástil hay un monumento bastante abandonado que recuerda esa fecha y fue construido en 1966 en conmemoración del Milenio.

Los ucranianos por su parte, pertenecían a la Iglesia Rutena o Rutenia; similar a la católica, pero sin depender exclusivamente del Papa.

 Los curas no estaban obligados a guardar el celibato ;decían pertenecer a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana que celebraban la Semana Santa, Navidad y Año Nuevo en fechas distintas de los católicos.

Para las familias el tema religioso era muy importante, ya que el trabajo en la chacra demandaba toda la semana pero el domingo era de descanso y espiritualidad. Las iglesias y capillas oficiaban misas para los colonos en su idioma natal y en latín, con particularidades propias de las raíces de los inmigrantes.

La denominada Iglesia Rutena, hoy Ucraniana, estaba como actualmente ubicada frente a la Plaza Belgrano. Los colonos venían con sus carros desde la chacra para participar de la ceremonia como si fuese un acto solemne. Los hombres de traje, corbata, zapatos negros acordonados y lustrados con betún. Las damas con vestidos elegantes acorde con su condición social.

La misa en idioma ucraniano era cantada, extensa, demoraba aproximadamente dos horas; los hombres se sentaban de un lado y las mujeres del otro en la nave del templo.

Una misa más breve, no incluía todos los cantos.

Un sector pertenecía a los denominados “hablantes del Cirílico” que englobaba a Ucrania, Bielorrusia, Serbia y Rusia. La ceremonia religiosa difería en parte con la Rutena.

La Iglesia San Pedro y San Pablo, los domingos a las misas de la mañana le agregaba una tercera, que el cura párroco explicaba, era “la misa de los polacos”. La liturgia era brindada en idioma polaco.

Los fieles venían a las iglesias en sus respectivos carros típicos tirados por una yunta de caballos; permanecían en gran número en la calle o en los amplios espacios abiertos existentes en esa época durante la ceremonia religiosa.

Los colonos, ucranianos y polacos, o descendientes de estos, acostumbraban a visitarse los días domingos en la chacra de un vecino o pariente en horas del mediodía y permanecer en el lugar para compartir el almuerzo y la larga charla hasta el atardecer. Siempre eran bienvenidos.

El pueblo incipiente fue modificando con el correr de los años su estructura edilicia, como las actividades habituales de antaño. La vocación sacerdotal fue decreciendo, los curas debían aprender los idiomas de los colonos mientras estudiaban y eran insuficientes en número para atender todos los requerimientos; por lo que las misas en polaco o en ucraniano se desarrollaban una vez al mes.

Los hijos de esos mismos colonos ya no hablaban frecuentemente el idioma de sus ancestros debido al inconveniente de la carencia de sacerdotes para oficiar las misas, se terminaron incorporando al resto de la población que concurría a dichas misas en castellano.

El progreso de los pueblos, los nuevos medios de comunicación, los automotores, hicieron el resto para que esa parte colorida de la vida cotidiana fuese desapareciendo de a poco para quedar envuelta en el generoso recuerdo de la nostalgia.

Los carritos de los colonos venían al pueblo entre semana a vender sus productos y realizar compras en los almacenes de Scotto y Llamosas.

Lo que no ha desaparecido es ese recuerdo imborrable, el de los carros llegando al pueblo los domingos para que los colonos concurran a misa; y el trote de los caballos más el ruido de las ruedas girando en esos caminos polvorientos.

Hasta parece que observamos el regreso de “Fraño” y su familia, luego de cumplir con la iglesia, volver por ese mismo camino con el rostro sonriente luego de compartir con amigos o vecinos ese valor tan enraizado en ellos.

Esos domingos de misa, de polacos o ucranianos, serán el comentario obligado a sus nietos, cuando la vida haya pasado tan rápido; aunque no parezca.

Ramón Claudio Chávez.

www.ideasdelnorte.com.ar

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7 respuestas

  1. Como un homenaje a esos días fundacionales marcados por un ya lejano 27 de agosto de 1897, el doc presenta una historia llena de coloridos detalles. Aquí se marcó, oficialmente, la fundación de una colonia cuyas consecuencias repercutirán luego en todo el territorio misionero.

  2. Comparto el homenaje a los primeros colonizadores europeos a estás tierras para ellos desconocidas, con sus costumbres que aún hoy se mantienen.

  3. Aún recuerdo esa postal de una innumerable cantidad de carros estacionados bajo la sombra de los árboles, frente a la iglesia ucraniana mientras adentro se escuchaba el consabido “ospo de pomelo”.
    Algún día le preguntaré al profe, su significado.

  4. Muy bueno esto de ir al rescate de las tradiciones y creencias de nuestros inmigrantes. Quizás la única contención con que contaban en esa época era su fe. Una fe expresada con una nutrida y antigua liturgia.

  5. Buen relato. Un homenaje a los inmigrantes. No vinieron porque quisieron, vinieron porque Europa estaba en crisis. Cómo mis abuelos y mi padre. Y aquí fueron recibidos. Ayudándolos con tierras y otros menesteres. Tal vez,no fue lo ideal, pero aquí encontraron un lugar. Esta tierra los acogió, les brindó lo que tenía.
    Los descendientes de aquellos inmigrantes ya no son polacos, italianos, ucranianos. Somos la mezcla de distintas sangres, ni mejores ni peores, diferentes, argentinos por sobre todas las cosas.
    Y justo desde la religión se los apoyo, se los respetó, católicos ortodoxos y católicos romanos, convivieron en un pequeño lugar. Los originarios también pusieron su parte,….lo que habrá que trabajar, seguro será la relación y el respeto que se merecen los que ya estaban acá…..desde todo punto de vista, inclusive sus creencias.
    Espero el próximo relato!! Abrazo.

  6. Un hermoso relato, tipico y poblado de costumbres y arraigos.Yo algo he vivido de esto en Las Breñas Chaco, donde existia la Iglesia Ucraniana del Pastor Strus.Alli, todo era parecido al relato y al mismo tiempo era extraño para nosotros los Catolicos.Sin dudas que se trataba de mantener a lo lejos, sus costumbres y su folclore.Muy bueno el relato y gracias por devolver recuerdos.

  7. Excelente relato, como todos los que ya esperamos con gusto de este maravilloso escritor, costumbrista, detallado, fiel a la historia, muy informado y con una redacción cautivante, gracias Claudio.

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