Imagen ilustrativa.Crédito Pixabay,
DÍAS DE OTOÑO.
Se esperaba con ansiedad la lluvia luego del calor sofocante de los últimos días del verano. La fecha cronológica de comienzo de la nueva estación trajo un poco de alivio con el descenso de las altas temperaturas.
La innegable presencia del cambio climático no permite augurar la continuidad indefinida de los días frescos, eso ya se vislumbró con anterioridad.
Nosotros estamos acostumbrados a temperaturas elevadas, pero también a disfrutar del descanso con aire acondicionado, que ha dejado de ser un producto de confort, para pasar al estado de necesario. Los cortes de energía eléctrica afectan nuestro estado de ánimo, en esos interminables días de enero.
Quizás por eso, muchos dicen preferir los días fríos del invierno por sobre los cálidos del verano.
Hay gente que observa al otoño como un momento para un nuevo comienzo, quizás por esas asociaciones arraigadas del comienzo de un nuevo ciclo escolar. Los estudiosos de la psicología afirman que es posible maximizar los beneficios de la temporada para una mejor salud mental, pasando tiempo en la naturaleza, estableciendo metas y priorizando actividades favoritas.
Para muchos es tiempo de reafirmación de proyectos del año, de realización personal, de estudios o también de relaciones amorosas.
El otoño suele asociarse con el color naranja, con agradables tardes vividas con familiares y amigos, en una asociación positiva con el color. El naranja es el color de brillantes atardeceres y de frutas como las naranjas o mandarinas.
En tiempos de la infancia y la adolescencia era un placer degustar las frutas de la misma planta.
El color naranja se encuentra muy asociado a las prácticas espirituales, de meditación y compasión. Los monjes budistas visten túnicas naranjas que simbolizan la sencillez y el abandono del materialismo.
Antes que llegue el invierno los árboles se desprenden de sus hojas, sin ellas, el árbol sobrevive más tiempo, con menos alimento, este proceso se conoce como “senescencia”. Por causas que se desconocen, el cambio climático está alterando ello en algunas especies.
En el otoño solemos encontrarnos decaídos, con problemas de sueño, cansancio, dificultades para concentrarnos; ello como consecuencia, del descenso en las horas de luz, temperaturas más bajas y esa vuelta a la rutina que no siempre es fácil.
En nuestra provincia, y la región, la presencia de la estación que precede al invierno nos debería llevar a temperaturas ambiente más agradable, pero como ya lo dijimos, el cambio climático y el calentamiento global, han modificado esos guarismos.
Un abrigo ligero nos invita a compartir con los amigos, la familia y los afectos, momentos plenos de placer en abril, mayo o junio; seguramente muchos de nosotros guardan en estas fechas momentos llenos de logros y felicidad.
Pequeñas y grandes empresas nacieron en el otoño sin que la nostalgia de las hojas caídas frene el desarrollo de ellas.
Nuevos amigos, nuevas relaciones, nuevos amores, se han cristalizado en tiempos de otoño, estás relaciones fueron coronadas con el éxito, demostrando que se puede construir con hojas o sin hojas en los árboles.
Las nuevas tecnologías nos permiten una mejor utilización de nuestro tiempo, incluso el laboral, por lo que está permitido viajar o irse de vacaciones en este tiempo, algo que era prácticamente imposible anteriormente con las reglas de organización del trabajo.
Si estamos tristes no podemos culpar solo al otoño, hay que darse permiso para estar triste. Los sentimientos de tristeza provienen muchas veces de causas lógicas y naturales.
Las relaciones personales siguen vivas cuando las cultivamos, como se dice “cuando las regamos”.
El día más importante de nuestra vida es hoy, no debemos olvidarlo.
“Esa es una buena filosofía de vida”.
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
3 respuestas
Bueno Doc. El otoño, implica cambio, el cambio es una señal ineludible de que hay vida. Hasta las hojas secas que nos deja el otoño luego se fundirán con el polvo, para transformarse y reiniciar otro ciclo.
Sabías palabras las del señor Raúl! Y un tema para filosofar largo y tendido el que hoy plantea Claudio.
Hermoso relato. Una forma romántica de expresar lo que sucede después de las vacaciones, el calor, los días al aire libre. Y empieza el tiempo de las responsabilidades, los chicos vuelven a la escuela. Un nuevo ciclo de las estaciones del año. Nada nuevo, y volverán a pasar las cosas que siempre pasaron ….algo de tristeza, algo de alegría, pero otra vez las hojas en el suelo.
En fin…un lindo relato que nos hace pensar…abrazo!!