CHAMAMÉ TESTIMONIAL.


El ser humano siempre estuvo rodeado de música. La música es universal.
No interesa el idioma de sus letras, y muchas veces tampoco los instrumentos con los que se ejecuta.
El chamamé tiene ascendencia guaraní, identifica a la provincia de Corrientes, pero es ejecutado y escuchado en toda la zona del litoral, del Brasil y también del Paraguay.
En principio las compañías discográficas no querían grabar los discos de los interpretes de este género por considerarlo de baja calidad; hasta que vislumbraron que la mayoría de los provincianos del litoral que se fueron a Buenos Aires en los años 50 o 60, se reunían a escuchar y bailar esa música.
Los géneros y estilos musicales sufrieron transformaciones en muchos movimientos de fusión, y la aparición de grupos o compositores que modificaron el esquema tradicional.
La Nueva Trova Cubana es un ejemplo de estos cambios, replicados con otros matices en otros ritmos o en otras culturas.
En nuestro país apareció la Trova Rosarina con impacto en el rock, y también la música testimonial con la Negra Mercedes Sosa como máxima exponente.
El chámamé no fue una excepción con la aparición del Pa-í Julián Zini, Los hermanos Sheridan, El Grupo Reencuentro y Los de Imaguaré, entre otros.
El Pa-í Julián era un cura de la Iglesia Católica que le dio al chámame esa impronta de música testimonial, agregándole el recitado a muchas de sus canciones.
Supo entender en la tradición del pueblo esa conexión inexplicable pero real de lo religioso con lo pagano, en sus costumbres, su manera de vivir, sus creencias.
Su producción ha sido muy extensa, nos referiremos a algunas, por una cuestión de espacio; el poema “Chamamecero” lo escribió luego de estar en bailes en Bella Vista, en San Roque, siendo la síntesis y explicación viviente del alma popular.
Él mismo relata que un domingo por la tarde Pololo Silva lo llevó al cumpleaños de Roberto Galarza donde actuaba Don Isaco. El cumpleañero le pidió que recitara el poema y el pidió que la música la ponga el patriarca; así fue. “Mientras recitaba, salió a bailar Cambá Galleta con Rosita Leiva. Agregó -¡Yo no sé qué tocó Don Isaco, pero sí sé que los tres: Don Isaco en el bandoneón, Galleta en el baile, y yo en el verso, éramos una sola cosa. El final fue con llanto, sapukai, aplausos y abrazos”.
-¡Mírenlo, no importa el nombre; puede ser Joaquín, Ernesto, Tránsito, Isaco o cualquiera de nuestros chamameceros…!-
-¡Parece un rito sagrado;
se inclina el chamamecero,…
Y ya desde ese momento
el correntino va herido…
No baila, reza;…
Amaga, gira, se hamaca,
se planta en el zapateo;…
De dónde esa gallardía
que tiene bailando el mencho?…
Qué le contas a tu vino;
qué pena, qué amor y que sueños…?
Padre de nuestra alegría,
Señor del baile, MAESTRO.
En “La Jaula”, le dice al correntino que vive en Buenos Aires enrejado por la inseguridad:
-¡Pensando bien, che pariente,
en tu lugar; yo me vuelvo…
Es tu decisión, che hermano,
ésta es tu casa, y tu pueblo”!-
Encontró en el chámamé, en la música, sin abandonar su vocación, una forma de denostar la injusticia y ser escuchado por el pueblo chamamecero.
Interesante es la inspiración que lo lleva a escribir “Compadre que tiene el vino”.
Zini explica que un día entre semana, salía de la iglesia a llevar la comunión a un enfermo, sintió una voz que lo llamaba:- Padre, mi padrecito…tenía los ojos húmedos de haber estado llorando…Me acerque y me obligó a sentarme…tenés que escucharme…yo nunca vengo los domingos…y hoy me pasé en el vino para poder venir…Tenés que escucharme…-Yo no recuerdo su nombre y apellido, pero por lo menos dos cosas entendí clarito, mi pueblo estaba allí, bandeado en vino, exigiéndome su derecho a hablar y su derecho a ser escuchado”
-¡QUÉ ANTIGUO payé tan raro,
qué extraña divinidad,
qué fuerza liberadora
tiene el vino, ¿ qué será..?…
Traigan el vino más vino,
tráiganlo acá,
qué mi pueblo está callado y es hora que empiece a hablar…!-
La obra riquísima en todo sentido, es un homenaje al peón de campo, al peón rural; tantas veces ignorado y un merecimiento hacia la música popular.
Hasta Siempre Pa-í Julián Zini.
Tal vez la gran herencia de nuestro pueblo sea por siempre guardado en el testimonio del chamamé. Gracias Ramón Claudio por emocionarme con este relato que reflejase manera perfecta el sentimiento de quienes disfrutamos de tan maravillosa música.
Lindo homenaje en el Día Nacional del Chamamé.
Un homenaje más que merecido al padre de los mejores versos.
Me hiciste acordar a mi Abuela y los 4 Ases… pensaste que no conozco de chamamé??… para que veas, cultura general.