Imagen ilustrativa.

           SEÑORA DE NADIE.

En un rincón de la provincia, entre caminos de tierra y tardes que huelen a leña y pan casero vivía Clara. Tenía el cabello oscuro como la tierra mojada, una mirada triste en los ojos claros como las mañanas de invierno. El pueblo hablaba de su belleza.
Clara tenía dos hijas, Antonella y Azul, con un hombre que ya nadie nombraba. Dicen que se fue una noche de lluvia sin cerrar la puerta. Ella masticó bronca y se le cayeron unas lágrimas en silencio. Desde entonces, fue madre y padre, fuerza y ternura, abrigo y empuje.

Se cubrió de valor para criar a sus hijas, hizo de empleada doméstica para vecinos del pueblo, vendía pan casero, productos de la huerta, era poca la ganancia, pero lo suficiente para vivir con dignidad. A sus hijas las levantaba temprano, les enseñaba a leer, a lavar la ropa, a mirar a los ojos. Las defendía con una mirada y las retaba sin levantar la voz.

Soportó con valentía la mirada social hacia una mujer sola, con dos hijas chicas. Algunos la veían como “peligrosa” como su sola existencia de soltera amenazara el orden tradicional. Una mujer sola y deseada puede despertar tanto deseo como resentimiento.

En ocasiones Clara era vista como “una luchadora”, pero al mismo tiempo se la vigilaba. Esa teoría de… si trabaja mucho “pobre”, no le queda otra. Si se arregla…, “anda buscando algo”.

En otras…, cierta piedad religiosa o machismo disfrazado, “Dios la va a ayudar”, “ojalá que encuentre un buen hombre”, “esas criaturas necesitan un padre”. Todo la volvía más fuerte, más libre, más consciente de sí.

El humo de la chimenea de la casa de madera inundaba esperanza; las niñas fueron creciendo y comenzaron el período escolar, jugaban con otros niños y eran aplicadas en la escuela.

La decisión de quedarse sola después de ser abandonada no siempre es una elección sencilla. Clara fue profundamente consciente. No era el resultado de una herida, sino la claridad de una mirada donde no hay margen para las ilusiones prestadas.

A sus cualidades culinarias, le agregó destreza para vender y comprar. Con vecinos y colonos comenzó a vender en las “Feria Franca” del pueblo y también en la ciudad cercana, que le ofrecía una mayor ganancia.

Su esfuerzo le hizo entender que no debía depender de alguien, descubriendo esa fortaleza que muchas mujeres desconocían, antes de quedarse solas. No quería repetir el dolor, no exponerse al riesgo emocional, no quería…, ni tenía por qué hacerlo.
Clara quería lo mejor para sus hijas; darles estabilidad sin tener que negociar cada decisión con alguien más o explicar cada gesto. Las niñas fueron creciendo bien, se hicieron adolescentes y se encargaban de la casa mientras su madre estaba trabajando en la feria del pueblo o en la ciudad.

La mirada social suele ser como una lupa, que lo agranda, lo exagera y lo encierra. Clara lo entendía muy bien, por eso con la misma pasión se volvió más fuerte, más libre y más consciente que podría lograrlo.

Se sentía feliz y halagada que el amor y la dedicación ejercida llegara a buen puerto. Al terminar el secundario, Antonella se fue a estudiar a la ciudad, dos años después la siguió Azul. ¡En el pueblo la admiraban!

Cuando la más chica se fue a estudiar a la ciudad, le preguntaron si no le daba pena quedarse sola.

– “¡Sola no estoy, estoy feliz! -respondió sin mirar a nadie-. ¡Estoy conmigo!”

Siguió caminando hacia el horno, con el delantal floreado y el paso firme… ¡Como …UNA SEÑORA DE NADIE…!” Como una señora de sí misma. Como quién no le debía nada a nadie…

Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar

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4 thoughts on “SEÑORA DE NADIE.

  1. Estas situaciones sociales, muy tipicas del Norte Argentino de esos tiempos, nos hacen ver y reflexionar sobre la entereza moral y fisica de estas Señoras que postergan todo en aras de ser Madres.La fortaleza y la resiliencia son admirables, mostrando que cuando hay objetivos y planes para con los hijos, todos los escollos se superan.Claro que ver el EXITO de tanta lucha…tambien hace a la felicidad.

  2. Una prosa sencilla y elegante despliega el autor para, con calidad, salpicar con bella poesía un drama humano que posee finales distintos. El abandono y la lucha para sobrevivir y finalmente vencer con dignidad y ser Felíz sin deber nada a nadie.

  3. Muy buena historia. Narrada en forma concisa y dando todos los elementos que nos ponen en situación. Siendo el reflejo de miles de mujeres que enfrentan situaciones similares y seguramente se identifican con lo expuesto. Felicitaciones al autor.

  4. Muy buena mirada sobre está arista de la sociedad. Es admirable la fortaleza y la resiliencia de muchas mujeres que salen adelante con su prole. Años de postergación y sacrificios que a veces hasta los propios hijos ignoran. Si, condenadas por el amor…

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