OBRERAS DEL ORO VERDE.

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OBRERAS DEL ORO VERDE.

Se las ve venir caminando desde los barrios. El Chaquito. San Martín, Santa Bárbara, Las Ruinas; son ellas, presurosas para llegar a horario…

La Capital Nacional de la Yerba Mate buscaba pasar ese umbral de pueblo incipiente para convertirse en ciudad pujante. Él producto madre lo invitaba a surgir, a mostrarse y demostrar que tenía ese capital económico y humano para no quedarse en “el amague” de un potencial superlativo.

 La yerba mate auspiciaba un futuro prometedor, pero en sus inicios el consumo no era masivo como lo es actualmente en el país y ahora en el mundo.

Las tareas de la cosecha y secado se realizaban de un modo artesanal, con tiempos que se debían respetar para optimizar la calidad de la yerba. Los lugareños siempre fueron exigentes con ello, distinguían cuando era buena para el consumo y cuando no.

Los colonos propietarios de los yerbales trasladaban el producto madre en carros tirados por caballos o en tractor con acoplado los que poseían.

La yerba era sometida al zapecado en los tradicionales “barbacuá”, donde el calor del fuego disperso en largos valetones actuaba sobre el producto como paso previo al proceso de secado y la posterior molienda gruesa o “canchada”.

Las marcas no eran muchas y los consumidores podían adquirir los paquetes en los grandes almacenes o en los boliches de los barrios a un precio superior. No existían las cadenas de supermercados que realizan su propio merchandising.

El producto no solo era utilizado como infusión en el mate, los hogares más humildes lo usaban para realizar el famoso “mate cocido” que era acompañado por las deliciosas “tortas fritas” en las tardes y noches de invierno.

Las marcas no eran muchas en la zona sur de Misiones y norte de Corrientes, la competencia comercial se destacaba por un buen servicio de distribución y calidad de la yerba mate.

En Apóstoles, entre otras, estaba la Yerba “Cáceres”, de Nelson Cáceres y Armando Boer Lannes. El Molino estaba ubicado en la esquina de Sarmiento y Las Heras; donde se realizaba el proceso de estacionamiento y empaquetamiento, luego el proceso de distribución.

La vieja máquina empaquetadora era de hierro y color oscuro, en la parte superior; el conducto por donde se cargaba la yerba que luego descendía hacia los paquetes. El trabajo de los operarios debía ser sincronizado porque sino ésta debía detenerse. Los moldes para el empaquetado eran colocados previamente de acuerdo al kilaje del producto; de 1 Kilo, 1/2 kilo, 1/4 cuarto o 3/4 cuartos.

Nelson Cáceres y Armando Boer Lannes decidieron la contratación de mujeres para realizar el proceso del empaquetado, lo que significó para la época, una apertura hacia la capacidad de las mujeres y un reconocimiento a sus derechos laborales.

Así aparecieron Hipólita Escalante, Naty Matosso, Chacha Giménez, Lulú, la esposa del capataz Fortunato Saravia, Ernestina Chávez, Charo Matosso; y otras que trabajaron en breves períodos.

Las obreras ocupaban los cuatro lugares de la máquina giratoria y el quinto lo realizaba un hombre, lo que hoy se conoce como el Pack, que antes se hacía manualmente.

En el primer lugar se colocaba el paquete vacío, en el segundo se cargaba la yerba y se colocaba un cartón rectangular para contener el producto, en el tercero se doblaba el paquete para el cierre, finalmente en el cuarto se pegaba la estampilla para entregar terminado el proceso y ser retirado de la máquina. La jornada laboral era de ocho horas distribuidas en la mañana y tarde.

Por lo general los puestos de la mañana eran modificados en la tarde, para que todas pudieran rotar y cumplir distintas funciones.

En la publicidad la empresa destacaba que la yerba mate fue elaborada de un modo natural, utilizando el sistema de “barbacuá, estacionamiento de seis meses y “la molienda a ciclón” para despejar el polvillo, impurezas y empaquetado en origen.

Las obreras que nombramos eran “cabeza de familia” o colaboraban con sus ingresos en la manutención de las mismas: eran conscientes que el trabajo no era fácil, pero se gratificaban al saber que con el producto de su esfuerzo tendrían una vida más digna.

Al final de la cada jornada, a veces, compraban “la provista” en la Cantina de los Ganduglia y regresaban a sus casas para reencontrarse con sus seres queridos. 

La camaradería reinaba entre ellas, se conocían de antes, hablaban entre sí a pesar del ruido de la máquina empaquetadora, en épocas del verano compartían los fines de semana en los arroyos “Cuñá-omano” o “Chimiray” con los suyos.

Se las ve venir caminando desde los barrios, El Chaquito, San Martín, Santa Bárbara o Las Ruinas…, son ellas…, presurosas para llegar a horario sin temor al viento, ni la lluvia del invierno, ni al sol abrazador del verano…, vienen con la cabeza erguida!, son… “LAS OBRERAS DEL ORO VERDE”!.

Ramón Claudio Chávez.

www.ideaslnorte.com.ar

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10 respuestas

  1. Excelente nota… refleja claramente el valor del trabajo y la dignidad de las personas, con la que hemos crecido los de aquella generación, sin conocer el clientelismo político que está destruyendo a nuestra Republica…!!!

  2. Es duro leer este relato. Historia viva del poder sobre los y las pobres. Sin derechos. De sol a sol. Con lluvias, barro y menstruación. Disimulado el dolor por vergüenza de ser mujer. Poca paga y explotación. El cartoncito arriba del paquete para mantener la forma. Una mentira más. Cómo tantas otras. Mantener la formas, hacerte creer que es digno trabajar sin dignidad. Obra social? Jubilación? Descanso? Eso es invento para el poderoso que se cree superior
    Y el nombre de una mujer que conocí, y seguro el autor conoció mejor que yo.
    La recuerdo, mi padre me dijo: esa mujer es la madre de tu compañero ….no se por que se me grabó su rostro y nunca lo olvidé.
    Relato digno de alguien que suavemente dice con lindas palabras, tal vez lo que su corazón quiere gritar. Pero prefiere pensar que tiene el orgullo de haber ayudado a esa mujer a ser una dama, que partió pensando que era trabajo digno y no explotacion, pero que vio a su hijo ser “El Doctor”.

  3. Un verdadero testimonio – de primera mano- de las verdaderas heroínas de aquella época, algunas jefas de hogar, cuya mayor satisfacción era llevar sustento para su prole. Aquí en zona, la ventaja de contar con un producto como la yerba Mate, que demanda mucha mano de obra en todo su proceso significa una bendición.

  4. Hermoso relato de una realidad de época, para mi desconocido en esa etapa del proceso de molienda y empaquetado , en la cosecha safra o tarefa las mujeres también trabajan junto a sus maridos, trabajo duros si los hay, y de costumbres centenarias. Gracias por un pintoresco relato de realidad.

  5. Realmente, un hermoso trabajo Doc. Muy cierto, una vida sacrificada, de aquellas personas, de un tiempo no muy lejano, de mujeres que cumplían un doble rol de operarios y amas de casa, resaltamos el trabajo de las mujeres, pero no podemos, pasar por alto, el del hombre, en la tarefa, carpida, como “uru” en los barbacua, pienso en los hijos de estas personas, ya terminaron la primaria, algunos la secundaria, ahora los nietos de aquellos, algunos son profesionales universitarios.
    Pienso en esta generación, con muchos logros “alcanzados” sus padres “planeros” que futuro le depara a esta joven generacion

  6. Me pareció un relato vivo de lo que vivió en su tiempo ésa gente maravillosa pero como dice Griselda muy explotada por poderosos de su tiempo que sólo les inresaba su beneficio personal y no tenía ningún respeto por el ser humano,si era femenino menos aún.Disculpa estimado Ramón Claudio, pero yo e visto y vivido muchas de las situaciones que comenta Griselda.Pero el Maestro de arriba que todo lo ve siempre da su merecido . ABRAZOS Y bendiciones.

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