Imagen ilustrativa.
EL GAUCHITO GIL.
Cuando hablamos de “religiosidad popular”, nos estamos refiriendo a cómo vive la religión el pueblo. El pueblo entendido como el pueblo llano, en oposición con la “religión oficial” de las élites, los intelectuales y la misma jerarquía eclesiástica.
En América latina y en la Argentina, éste “catolicismo popular” se caracteriza por una escasa práctica Sacramental, muy relacionada con los ritos estacionales.
En Argentina estas devociones se manifiestan hacia muchos “santos paganos”, como la “Pachamama”, “Coquena”, la “Difunta Correa”, el “Gauchito Gil”, entre los más conocidos.
La “Difunta Correa” es la forma en que se conoce a “Deolinda Correa de Bustos”, que murió deshidratada en el desierto sanjuanino, logrando que su bebé de meses sobreviviera prendido de su pecho.
Los difusores a la devoción de la “Difunta”, han sido primero los arrieros, posteriormente los camioneros, que han levantado altares en las rutas del país. Esos altares poseen imágenes de la escultura de la muerta; a su lado “botellas de agua”, con la creencia de poder calmar la sed de la difunta.
“Antonio Gil”, fue un gaucho rural que en Corrientes tuvo un romance con la hija de un comandante; por ello se alejó del lugar, para pelear en la “Guerra de la Triple Alianza”. Al regresar fue reclutado por el “Partido Autonomista” para combatir contra el opositor “Partido Liberal”, pero desertó. Como la deserción es un delito, fue capturado, colgado de sus pies y degollado.
Antes de ser ejecutado, Gil le dijo a su verdugo; que debía rezar en su nombre por la salud de su hijo que estaba muy enfermo. El hombre desconfió de él, pero cuando regresó a su hogar, encontró a su hijo agonizando; el verdugo le rezó a Gil y éste sanó. Por ello le dio a Gil un entierro apropiado. Las personas que se enteraron del milagro construyeron un santuario, que creció hasta hoy.
Su día se celebra el 8 de enero en el santuario de Mercedes, Provincia de Corrientes. Los promeseros, devotos y peregrinos de todo el país, aportan velas, banderas de color rojo y placas de agradecimiento, vestidos de novia, guantes de boxeo y dejar una botella de vino tinto, (como a él le gustaba), etc.
Si bien no se trata de un santo canonizado por la “Iglesia Católica”, sus devotos se reconocen católicos. La devoción es compatible con la del culto en el “catolicismo popular”.
En una ocasión, dos amigos se dirigieron a Paso de Los Libres, para participar en un evento social. Al día siguiente, tenían agendado el almuerzo para las trece (13) horas. Decidieron ir a las nueve (9) de la mañana a la ciudad de Mercedes interesados en unos muebles de algarrobo.
Realizada la gestión emprendieron el regreso sin detenerse en el santuario del “Gauchito”. En la ruta, uno de ellos advirtió que no llevaba consigo su celular. Volvieron a Mercedes y el dueño del negocio los estaba esperando con el aparato en la mano y les recriminó:
– “¡No pararon en el santuario del “¡Gauchito”, por eso les hizo regresar!”.
Y así fue como la parada y el rezo en el santuario del “Gauchito Gil”…, se constituyó en el epílogo del viaje.
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5 respuestas
En uno de nuestros viajes con los libros recuerdo haber pasado por el santuario y cuál fue mi decepción al comprobar que todo el lugar no era otra cosa que un gran mercado de pulgas al estilo “la placita”
Una pequeña imagen del susodicho rodada de cientos de puestos vendiendo todo tipo de cosas.
Las distintas creencias regionales son una prueba más de que el hombre tiene una dimensión espiritual. Desatender está condición sería de alguna manera quitarnos plenitud.
Además se veneran como “santos populares” a bandidos rurales que las leyendas dicen que robaban a ricos y daban a los pobres. Algo dudoso, podría ser que pagaban protección y otros servicios muy generosamente y eso hacía que los pobres del campos los quisieran. Podemos nombrar a Bairoletto, Mate Cosido (con s, por una cicatriz en la cabeza), Isidro Velázquez y otros. En Mendoza conocí la tumba del “Gaucho Cubillos) en el cementerio de Las Heras. La gente lo venera con espigas de maíz y como ocurre siempre, en fecha próxima a su aniversario se instalan puestos de venta de espigas de maíz
El hombre desde que es tal ha creído en falsas deidades pero como con tantas otras costumbres, las nuevas generaciones van terminando con todas esas creencias populares pues cada vez creen menos en ese tipo de cosas.
En todo corazón humano languidece una chispa Divina, que puede extinguirse o crecer hasta el Infinito, que es El Innombrable. Cada humano tiene su propio templo. Yo me entretengo barriendo el mío.