¿ QUE TE QUEDARON DEBIENDO?.

Imagen ilustrativa.
¿QUE TE QUEDARON DEBIENDO?
El bar estaba casi vacío aquella tarde de abril. Afuera la lluvia dibujaba caminos oblicuos en los vidrios. Cinco amigos ocupaban la mesa redonda junto a la ventana, esa que parecía hecha para discusiones que nunca terminaban.
– “¡Yo siempre pensé que con un poco más de “guita” todo sería distinto!”. Dijo “Yepeto”, revolviendo el pocillo del café ya frío.
– “¡No hablo de riqueza, sólo de no tener que andar pidiendo fiado cerca de fin de mes! ¡Me habría comprado tranquilidad y algo de felicidad!”.
Casildo, el más viejo, con voz grave de fumador empedernido, se despachó:
– “¡El dinero, va y viene, se acaba! ¡Yo lo que quise fue un título universitario!”. ¿Sabés lo que es explicar toda la vida que no pudiste terminar? ¡Es como andar con una piedra invisible en el bolsillo!”.
El tercero, “Camerún”, sonrío con amargura.
– ¡Y de qué te sirve el título si no tenés donde caerte muerto? Yo soñaba con una casa más grande. Una que no crujiera con cada paso ni dejara pasar el viento en el invierno. Una casa donde pudiese invitar a los amigos, tener un patio donde escuchar el canto de los pájaros. ¿Es mucho pedir?
La lluvia de otoño no cesaba; “Cacho”, pidió la palabra.
– “¡Yo hubiese querido otra cosa, una mujer distinta! No me malinterpreten. La mía es buena, pero siempre me imaginé al lado de alguien más brillante, más bella. ¡Alguien que me hiciera sentir como el protagonista de una película y no de una rutina!”.
Todos guardaron silencio hasta que habló “Coco”, el viajero frustrado, con los ojos fijos en el goteo tras el cristal.
– “¡Yo quería recorrer el mundo! Subirme a trenes que no entendiera los carteles, a barcos, aviones. Mirar el mar en costas lejanas. Pero el mundo para mí siempre quedó del otro lado de la puerta.
“Julio”, el mozo del bar, escuchaba la charla mientras caminaba entre las mesas. Con cierta ironía levantó la voz:
– “¡Dejen de llorar muchachos, a mí me falta de todo, pero vengo a trabajar a la mañana temprano y me voy al anochecer, estoy más tiempo en el bar que en mi casa!”.
– “¡Cacho, ¿vos querés otra mujer?”, más linda, más brillante; que pensará ella del marido que tiene!”.
La pausa se alargó. Los cinco miraron sus tazas vacías como si en ellas estuviese el reflejo de la derrota. Mientras tanto la lluvia cesaba lentamente.
Tanta filosofía, tanta calle y ninguno supo si realmente “la vida le debía algo”.
Se habían acostumbrado a culpar al destino, a la política, al azar de los tiempos, a las oportunidades que-según ellos-siempre favorecían a otros.
Hablaron de igualdad de derechos y tuvieron que reconocer que mujeres brillantes y trabajadoras ocupaban lugares, donde ellos no se animaron a competir.
Rescataron el valor de la amistad, de poder hablar con otro amigo en una mesa de café, que lo que querían no era imposible, sólo que se les fue escapando como arena entre los dedos.
Entendieron que los fracasos personales no son una factura que alegremente se le puede trasladar a “las deudas de la vida”.
No sabemos si fue Julio, el mozo, que sin permiso se metió en la charla o si fueron ellos mismos que aterrizaron en la realidad.
Lo cierto era que mientras reclamaban títulos, casas, viajes, dinero; habían pasado más horas soñando en esa mesa de café que caminando tras sus propios sueños.
Se levantaron, comenzaron a despedirse en esa tarde de abril llena de misterios, de agua de otoño, donde se fueron de viaje, se compraron una casa y le reclamaron a la vida por algo que “NO” les debía.
Se marcharon…, en silencio, comprendiendo “que no le quedaron debiendo” …, “ni la vida” …, “ni el destino” …, “ni otra gente” …; eran ellos los que estaban en deuda consigo mismos…
Ramón Claudio Chávez.
www.ideasdelnorte.com.ar
Puaaaa, que tema con mucha tela para cortar, psicología y filosofia de café, la mejor creo yo.
Si, quizás en una etapa de la vida uno quiso hacerle algún reclamo por “su suerte”, pero después con los años viene la reconciliación y. entre otros despojos te liberas de la mochila. La vida se nos presenta con otros colores, la aceptamos y valoramos con todos nuestros aciertos y desaciertos. Esto es lo que soy y es lo que hay!!! Lo que es mucho, porque hasta aquí llegué y no todos tuvieron la misma suerte…
Vaya resentimiento que guardan esos tipos!
Que temonnnn! Dijo el DJ 🤣
Para filosofar un montón!
Yo creo que la felicidad está en aprovechar lo que tenemos y no desear lo de otros .
Creo que es una utopía pensar que todos podemos tener todo y ser felices todos .
Como primero destaco el excelente tema propuesto y descripto magistralmente por el Dr Chavez. Todos tenemos un ” tema asi””, pero no lo terminamos de exteriorizar y solo puede ser Posible en una mesa de cafe , con amigos de muchos años. Ese eterno desconformismo, donde queremos la mejor mujer y ….no nos vemos en el espejo. Queremos Mucha guita,…pero no trabajamos tanto y no todo se puede hacer de “” pura boca”. Yo no soy un conformista , pero ya desde hace muchos años me siento contento con poder caminar todos los dias.
Nosotros esperamos ver bajar carros de fuego del cielo y una teofonia frecuente enfrentando a la monotonía del vivir.
Sin embargo el estar vivo, ya es un milagro. Lindo el escrito del doc. Gracias por compartirlo.-
Una forma de recrear a Amado Nervo, Vida nada te debo , estamos en paz, o algo así.
Solo que es una charla de amigos en un café, llevada a historias vividas de diferente manera.
Está muy buena la temática y puesta en palabras fáciles de entender. En el fondo todos tenemos algún reproche que hacerle a la vida, que en algo, seguro, no fue benevolente con nosotr@s.
Me encantó. Abrazo